Me he guardado lo mejor para el final.
En las últimas semanas te he contado qué puedes esperar de las galletas “digestive” y hemos visto qué diferencias tienen con las galletas maría “de toda la vida”.
Pero hoy llega la galleta estrella.
Porque además de ser “digestive”, se presenta con una flamante declaración de propiedad saludable: es capaz de reducir el colesterol.
¡Si es que lo tiene todo!
Si me conoces un poco ya te estarás imaginando que no. Que no es tan maravillosa.
Y que es acorde con la legislación pero, llevado a la práctica, es complicado que cumpla lo que promete.
¿Te imaginas por qué?
La digestive más completa: también baja el colesterol…o no.
La “galleta milagro” es la Avenacol de Cuétara.
El objetivo del artículo es saber si realmente es muy diferente de una galleta maría desde el punto de vista nutricional y si eso justifica que cueste casi tres veces más.
Pero para empezar vamos a lo verdaderamente importante y lo que en el etiquetado de esta galleta destaca sobre cualquier otra cosa: la declaración sobre el colesterol, que se debe al betaglucano de la avena.
Y la declaración es cierta.
Entonces, ¿cuáles son los matices que hacen que esta galleta no sea la bomba?
El betaglucano es un compuesto presente en la fibra de la avena y la EFSA autoriza que se indique que “El betaglucano de avena te ayuda a reducir el colesterol sanguíneo. El colesterol elevado es un riesgo en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares”.
Vamos a buscar un poco más.
Buceamos en la lista de ingredientes y encontramos que el ingrediente principal son los copos de avena (refinados) y que la fibra de la avena que contiene el betaglucano responsable del efecto sobre el colesterol se añade con el exótico nombre de Avenacol, que no es más que salvado de avena.
¿Por qué te digo que los copos de avena son refinados y estoy segura de que no son integrales?
Primero por algo obvio: como los productos integrales gozan de mejor fama que los refinados, si los copos fueran integrales se ocuparían de destacarlo en el etiquetado porque tendrían mejor acogida.
Los copos de avena son refinados, si fueran integrales lo destacaría en la lista de ingredientes.
En segundo lugar: muchas veces pensamos que si los ingredientes son “copos de avena” es equivalente a que son “copos de avena integrales”.
Pero si acudimos a la legislación, la Reglamentación Técnico Sanitaria para la elaboración, fabricación, circulación y comercio de cereales en copos o expandidos define los cereales en copos como “los productos alimenticios elaborados a base de granos de cereales sanos, limpios y de buena calidad, enteros, o sus partes o molidos, preparados mediante técnicas que se indican en la presente Reglamentación, artículo 7.º, aptos para ser consumidos directamente o previa cocción. Podrán contener ingredientes adicionales autorizados”.
Así que los copos de cereal pueden elaborarse tanto a base de granos enteros (que serían los integrales) como de sus partes (granos en los que se haya separado el salvado y el germen, tienes información sobre los cereales integrales en este post de Lucía Martínez).
En el caso de las harinas integrales sí deben identificarse en el etiquetado porque su norma las distingue claramente (y les da una denominación jurídica).
Pero la norma de los copos de cereales no prevé nombres distintos para los copos refinados y para los integrales. Establece que se designarán mediante el nombre del cereal o cereales básicos y de la denominación del proceso o procesos característicos de la elaboración de que se trata (por ejemplo secado, tostado o inflado, pero sin referencias a si son enteros o refinados).
Por eso, hasta donde yo sé, no es obligatorio establecer diferencias en la denominación de los copos refinados y los integrales; todos son copos.
Las galletas cumplen escrupulosamente la legislación, pero quizá no se corresponde con lo que el consumidor espera; un producto con avena integral.
“Del corazón de la avena a tu corazón”, dice el envase. Ya, pero es que el corazón de la avena (el germen y el salvado) lo arrancan y luego añaden un trocito (el salvado).
Además, tal como establece la legislación, la etiqueta nos dice que “un consumo regular de 3g de betaglucano de avena al día reduce los niveles de colesterol sanguíneo” y nos dice que 3 galletas contienen 1g de betaglucano.
Así que hay que comer 9 galletas para obtener el beneficio sobre el nivel de colesterol (como ya se encargó de denunciar Juan Revenga sobre otras galletas de alegaciones similares).
O lo que es lo mismo, como cada galleta aporta 75kcal, si queremos conseguir el efecto deseado tenemos que ingerir 675kcal cada día procedentes de estas galletas.
Vamos, nada menos que el 33% de la energía diaria para una dieta de 2000kcal. El 33% de la energía diaria y la tenemos que conseguir a partir de galletas.
Para conseguir bajar el colesterol tendríamos que comer cada día 9 galletas que aportarían un tercio del total de nuestra energía diaria.
La locura.
Además, el paquete contiene 17 galletas. Así que si los compramos con el objetivo de reducir los niveles de colesterol en sangre, el ritmo de compra sería de un paquete de 2,45€ cada dos días.
Con 40g de copos de avena integral se consigue el mismo efecto reductor del colesterol que con tres galletas. Y los 40g de avena cuestan 10 céntimos frente a los 43 céntimos de las 3 galletas.
(En los dos casos el consumo para alcanzar el efecto deseado es alto: 9 galletas o 120g de copos de avena, pero es más factible lo segundo).
Desde luego si se quiere bajar los niveles de colesterol a partir del betaglucano de la avena, es mucho más lógico consumir copos de avena integral.
Pero, por si el reclamo de que ayuda a bajar el nivel de colesterol “echa para atrás” a consumidores que tengan bien sus niveles, el etiquetado también especifica que es adecuado para toda la familia, incluso para las personas que no tienen el colesterol elevado.
¡Jugada maestra!
Porque consigue diferenciarse así de los productos con esteroles y estanoles (los típicos lácteos o margarinas con nombres comerciales que terminan en -col: Danacol, Benecol, Naturcol…) que también prometen bajar el nivel de colesterol, y cuyo consumo está más restringido.
Los alimentos que contengan esteroles o estanoles están obligados por el Reglamento 1169/2011 a decir en el etiquetado y la publicidad que están indicados exclusivamente para personas que desean bajar su nivel de colesterol en sangre y que no son adecuados para embarazadas, lactantes ni niños menores de 5 años.
Al contrario que los productos con esteroles o estanoles, los alimentos con betaglucano de avena que prometen bajar el colesterol no están contraindicados para ningún consumidor: se multiplica el mercado objetivo.
Vamos, que aprovecha la idea de que si un alimento reduce el colesterol es bueno de por sí (y en nuestra mente ya nos hacemos la idea de que tiene que ser un producto saludable sí o sí), pero, por si un cliente potencial piensa que a él no le hace falta o que quizá no es un producto adecuado, ya se encargan de aclarar que sí lo es.
Lo que en marketing se conoce como “desmontar las objeciones de los clientes”.
Y ya para rematar, también indica que Los niveles altos de colesterol en sangre son uno de los múltiples factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, la alteración de uno de estos factores de riesgo puede tener o no un efecto beneficioso.
Si, tal cual. …puede tener O NO un efecto beneficioso.
Bueno, en realidad es un alarde de integridad. Sí, como te lo cuento.
Porque al menos en esa frase no alardean de que bajando el colesterol en sangre se reduce el riesgo cardiovascular o la mortalidad. Porque es algo que no está claro (como te cuentan Julio Basulto o Aitor Sánchez).
En resumen, está comprobado que el betaglucano (o los fitoesteroles) sí baja los niveles de colesterol en sangre, pero no se sabe si esto se traduce en una reducción de mortalidad (que al final es lo que importa en términos de salud pública).
Además, si realmente hubiera necesidad de bajar el colesterol, se puede pensar que con consumir estos productos ya es suficiente y se dejan de lado las estrategias que realmente son eficaces para prevenir enfermedades cardiovasculares como hacer ejercicio físico y seguir una dieta saludable.
Y ya por no hacer sangre, no me voy a detener en un error del etiquetado. Porque indica que tiene Insaturados: 12g/100g (se refiere a ácidos grasos insaturados) cuando según el Reglamento 1169/2011 se puede mencionar voluntariamente la cantidad de ácidos grasos monoinsaturados y de ácidos grasos poliinsaturados pero no permite poner “insaturados” juntos. Un pequeño matiz.
¿Son mejores que las María Oro de Cuétara?
En este caso empiezo entonando el mea culpa.
Porque son dos galletas tan distintas (empezando por su ingrediente principal, que en una es la harina de trigo y en otra copos de avena) que la comparación es complicada.
Pero Cuétara no tiene otra galleta etiquetada como Digestive y creo que algunas cosas sí se pueden destacar.
Aunque lo cierto es que la palabra “digestive” no es lo que más destaca de la etiqueta.
Porque tiene algo mucho más valioso, una alegación de propiedad saludable: “Ayuda a reducir el colesterol de forma 100% natural”.
Aquí tienes el cuadro comparativo.
Puedes ver el artículo anterior en el que ya analicé tres variedades digestive. Pues la Avenacol es, con diferencia, la más cara de todas las galletas digestive que han pasado por mis manos: cuesta casi el triple que la galleta maría, a 8,17€ el kilo.
María Oro Cuétara | Cuétara Digestive | |
por 100g | por 100g | |
Ingredientes | Harina de trigo 66%, Oleoequilibre 19% (aceites vegetales de girasol alto oleico y palma), azúcar, suero de leche en polvo, jarabe de glucosa y fructosa, gasificantes (carbonatos de amonio y de sodio), sal, emulgente (lecitina), aromas, agente de tratamiento de la harina (metabisulfito sódico) | Copos de avena 39% (contiene trigo), harina de trigo, azúcar, aceite de girasol alto oleico (11%), Avenacol 9% (salvado de avena alto en betaglucano), oligofructosa, salvado de trigo, jarabe de glucosa y fructosa, gasificantes (carbonatos de sodio y de amonio), sal, emulgente (E-472e), aroma. |
Valor energético (KJ/Kcal) | 2021kJ/482kcal | 1865kJ/444kcal |
Grasas (g) | 20 | 14 |
Saturadas (g) | 4,2 | 1,8 |
Monoinsaturadas (g) | 13,0 | |
Poliinsaturadas (g) | 2,4 | |
Hidratos de carbono (g) | 68,0 | 66 |
de los cuales | ||
Azúcares (g) | 21,0 | 19 |
Fibra alimentaria (g) | 9 | |
Proteínas (g) | 6,4 | 9 |
Sal (g) | 0,8 | 0,65 |
Ingredientes | Harina de trigo 66%, Oleoequilibre 19% (aceites vegetales de girasol alto oleico y palma), azúcar, suero de leche en polvo, jarabe de glucosa y fructosa, gasificantes (carbonatos de amonio y de sodio), sal, emulgente (lecitina), aromas, agente de tratamiento de la harina (metabisulfito sódico) | Copos de avena 39% (contiene trigo), harina de trigo, azúcar, aceite de girasol alto oleico (11%), Avenacol 9% (salvado de avena alto en betaglucano), oligofructosa, salvado de trigo, jarabe de glucosa y fructosa, gasificantes (carbonatos de sodio y de amonio), sal, emulgente (E-472e), aroma. |
Precio (€/kilo) | 3,11 | 8,17 |
Definitivamente no merece la pena comprar las Avenacol porque sean capaces de reducir el colesterol.
Eso ha quedado claro.
Pero el objetivo de esta serie de posts era averiguar si las galletas digestive son mejores que las galletas maría corrientes y molientes.
Para que la comparación sea más justa utilizo una galleta María Oro de Cuétara, la misma marca, y veremos si al menos la composición o los valores nutricionales de Avenacol Digestive hacen que merezca la pena el desembolso.
Para los que piensen que son galletas de avena 100% llega el primer desengaño. Sí que están fabricadas con una cantidad importante de avena (el 39%), pero también llevan harina de trigo.
No podemos saber la cantidad exacta de harina de trigo porque no lo indica la etiqueta. Pero es razonable pensar que, puesto que es el segundo ingrediente de la lista, la proporción en el total del producto es importante.
Por cierto, también es harina refinada.
Pasamos a ver las grasas que llevan las galletas. El contenido total en grasa es mayor en las María Oro (20g) que en las Avenacol (14g).
Además, la grasa de las María Oro procede del “Oleoequilibre”.
Es un nombre comercial que suena fenomenal y parece que va a mantener nuestro estado nutricional “equilibrado”. La realidad es que es el nombre que le dan a una mezcla de aceites de girasol alto oleico y aceite de palma, como pasaba con las María Fontaneda.
En las Avenacol la única fuente de grasa es el aceite de girasol alto oleico y su perfil lipídico es mejor.
Las Avenacol tienen un perfil lipídico mejor que las María Oro pero son ricas en azúcares y la fibra procede del salvado añadido.
Y además de las harinas y las grasas, el tercer ingrediente por antonomasia en las galletas es el azúcar.
Volvemos a llevarnos una decepción.
Porque en las Avenacol es el tercer ingrediente en peso, por delante de la grasa. Y eso hace que en el total del producto tengamos 19g de azúcar por cada 100g frente a los 21g de las María Oro. Una diferencia despreciable.
No podemos comparar la cantidad de fibra porque las María Oro no ofrecen ese dato (es voluntario). Pero es cierto que las Avenacol tienen un alto contenido en fibra (9g/100g) que probablemente será mucho mayor que el de las María Oro.
Pero una vez más la fibra no procede de las harinas empleadas (que son refinadas) sino del salvado de avena y del salvado de trigo que se han añadido como ingrediente.
(Recuerda que para poder declarar un producto como “alto en fibra” el Reglamento 1924/2006 establece que debe contener 6g de fibra por cada 100g de producto, cumple de sobra).
Recapitulando…
Las Avenacol son galletas elaboradas con copos de avena refinados, harina de trigo refinada, aceite de girasol alto oleico y salvado de avena.
Exhiben una alegación de propiedad saludable (ayudar a bajar el colesterol) que claramente no pueden cumplir con un consumo normal y que sí se puede conseguir tomando simplemente copos de avena, cuatro veces más baratos.
Las grasas que contienen son más saludables que las de María Oro, pero tiene prácticamente el mismo contenido de azúcar.
Y el alto contenido en fibra se lo debe a que se añade como salvado.
¿Es suficiente para recomendarla frente a la María Oro? Desde mi punto de vista y por todo lo que te he contado, no se justifica pagar casi el triple por la Avenacol que por la María Oro.
De nuevo estamos ante un caso de alimento “menos malo” (pero no mejor).
No te engañes, estamos hablando de un alimento superfluo que debería ser de consumo ocasional, como cualquier otra galleta y la bollería.
Sirve para aplacar conciencias y consumir un producto poco saludable (en Galletas Digestive: ni son diferentes, ni mejoran tu digestión ya te conté que desde el punto de vista nutricional las galletas son bollería) con menos remordimientos.
Siguen sin ser un alimento recomendable.
Si te apetece comértelas porque están buenas y te gustan, adelante.
Pero no esperes conseguir ningún efecto positivo sobre tu salud. Eso no va a pasar.
¿Saldrán otras galletas digestive mejor paradas en la comparación con galletas maría?
En este artículo podrás descubrirlo.
Avaladas por la Fundación Española del Corazón, que eso es otra y, como pasa en otros casos no es garantía de nada precisamente, sino todo lo contrario bajo mi punto de vista.
Pues, aunque la lógica diga lo contrario, efectivamente estos sellos empiezan a ser garantía de que hay que fijarse muy bien en el producto avalado porque probablemente no cumpla las expectativas del consumidor (o, directamente, no sea saludable).
hola soy Beatriz.mi marido tiene el colesterol alto y los trigliceridos tambien.que galletas podrian ser mejores para el.toma copos de maiz ecologicos.muchas gracias.
Hola Beatriz:
No hay ninguna galleta que pueda recomendarse, ya que no hay ninguna saludable. Puedes optar por los copos de avena integrales en lugar de los de maíz (y que sean ecológicos o no, no tiene ninguna importancia a nivel nutricional).
Un saludo, Beatriz
Estas galletas por lo que puedo creer y el único fin que tiene es poder comer alguna galleta sin que sea perjudicial para el colesterol.. yo ya tomo otras cosas, cómo complementos de arroz rojo para bajar el colesterol, y tomo estas galletas, no diarias pero si cuando me apetece algo dulce, es la única forma de comer una galleta que no te suba el colesterol,, que lo baje para mí es lo de menos.