Si mezclamos «alimentos para niños», «ingrediente demonizado» y «publicidad» tenemos una receta explosiva.
Y si lo aderezamos con un bombardeo de mensajes («si tiene vitaminas es nutritivo», «el zumo sustituye a la fruta», «la leche es imprescindible para los niños»…) y una pizca de inseguridad («¿estaré alimentando bien a mi hij@?»), la reacción está garantizada.
Los padres buscarán los alimentos que cubran (o que digan que cubren) las necesidades de nutrientes de los niños.
El problema es que nos centramos solo en ingredientes o nutrientes individuales: «no tiene azúcar=saludable».
Pero los alimentos y la nutrición son más que la suma de componentes. Y podemos dar por saludables algunos productos solo porque contienen o no contienen un ingrediente concreto.
El consumo de azúcar es un problema.
Pero si un alimento no lo contiene, no quiere decir que sea adecuado.
Aunque como estrategia promocional está bien pensado porque, ¿a qué “sin azúcares añadidos” suena muy bien?
¿Por qué nos preocupa tanto el azúcar?
Cada vez lo tenemos más claro: los azúcares libres nos preocupan y tenemos que limitar su consumo.
La OMS recomienda limitar la ingesta a un 5% del valor calórico total de la dieta tanto para adultos como para niños. Es decir, que si tienes una dieta de 2000 kilocalorías, sólo 100 kilocalorías deberían proceder de los azúcares libres. O lo que es lo mismo, como mucho 25 gramos de azúcares libres al día.
No hace falta que te diga que esos 25g no son sólo el azúcar que te echas a cucharadas en el café. Claro que ese azúcar influye, pero supone poco más del 17% de todo el que consumimos.
¿De dónde sale el resto? De los alimentos procesados, principalmente de las bebidas azucaradas (22,5%), la bollería (15,2%), los productos lácteos (12,45%) o el chocolate (11,4%).
En el caso de los niños y los adolescentes este consumo preocupa todavía más.
Porque ese aumento de peso en los niños les hará propensos a tener sobrepeso u obesidad de adultos, y como recoge la OMS, tendrán más riesgo de desarrollar otras enfermedades asociadas (diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular, hipertensión arterial, artritis,…).
Y además de los problemas relacionados con el peso corporal, la postura científica más reciente de la Asociación Americana del Corazón indica que hay “una fuerte evidencia que apoya la asociación del consumo de azúcares añadidos con un aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular en niños a través de un incremento de ingesta energética, un incremento de la adiposidad y dislipidemia”.
También concluye que “es razonable recomendar que los niños consuman menos de 25g/día de azúcares añadidos y evitar el consumo de azúcares añadidos en niños menores de 2 años”.
Y la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria ha anunciado que en 2020 hará una recomendación científica sobre el consumo de azúcares añadidos y pretende establecer qué cantidad diaria que puede consumirse sin que se presenten efectos adversos sobre la salud.
No te cuento nada nuevo.
Y por supuesto están de actualidad las bebidas azucaradas.
Porque a raíz de la recomendación de la OMS para que se apliquen medidas fiscales sobre estos productos, en España se ha desatado un cruce de anuncios, medidas y contramedidas de la Administración, además de la preocupación de los productores de azúcar y el contraataque de la industria.
Pero, como bien hemos aprendido en los años de “recesión” económica, una crisis no es una crisis, es una oportunidad(modo irónico on).
Si el azúcar (ya sea como sacarosa o como jarabe de maíz de alta fructosa, glucosa, maltosa, dextrosa o la contenida en miel, zumos, jarabes, siropes…) tiene mala fama y los consumidores estamos preocupados (y cada vez más “adiestrados” para encontrarla en el etiquetado), quitamos el azúcar de un producto y este se convierte automáticamente en saludable, ¿no?.
Ya sabes la respuesta. NO.
¿Qué dice la legislación sobre los alimentos destinados a niños?
Pues lo primero que debes saber es que no hay una legislación específica para los alimentos destinados a niños mayores de 3 años.
Ni tampoco hay ninguna descripción de estos alimentos.
Sí que hay normativa en relación con los alimentos destinados a lactantes (niños menores de 12 meses) y niños de corta edad (de entre uno y tres años).
El Real Decreto 867/2008, el Reglamento 609/2013 y el Reglamento Delegado 2016/127 establecen normas sobre el etiquetado y la composición de alimentos para lactantes y preparados de continuación.
Regula aspectos muy concreto sobre la composición de estos productos y prohíbe que se hagan alegaciones de propiedades saludables.
En cuanto a los alimentos para niños de corta edad, el Real Decreto 490/1998 sigue vigente y establece normas de composición de estos alimentos y el Reglamento 609/2013 prevé que se desarrolle nueva normativa para regular la composición y la información que deben incluir en el etiquetado o la publicidad.
(En esta página de AECOSAN tienes toda la información)
Pero los alimentos que no sean específicos de estos grupos de edad (de 0 a 3 años) no son una categoría especial de alimentos y se regulan igual que todos los demás, aunque estén claramente dirigidos a niños.
Entonces, ¿estos alimentos no deben cumplir ninguna norma especial?
Está claro que los niños son consumidores con unas características especiales.
Están en una fase de desarrollo vital, un déficit de nutrientes puede tener repercusiones a largo plazo y es el momento en el que pueden adquirir hábitos de vida saludables.
Y también son los consumidores más influenciables.
Sus elecciones alimentarias no se basan en el perfil nutricional de los alimentos y muchas veces ni siquiera en sus gustos personales por un producto u otro, sino en la información que les llegue a través de la publicidad.
La Ley 17/2011 de seguridad alimentaria y nutrición establece una serie de normas sobre la publicidad dirigida a menores de 15 años.
En ella, se declaran los centros escolares como espacios libres de publicidad y se prevé que las autoridades establezcan acuerdos de autorregulación con la industria y los medios de comunicación para regular la publicidad de estos alimentos y prevenir la obesidad.
Desde 2005 está vigente en España el código PAOS (se renovó y amplió en 2012), por el que la industria alimentaria y los medios de comunicación se comprometen a respetar unas normas en la publicidad de los alimentos destinados a menores de 12 años en los medios audiovisuales e impresos, y a menores de hasta 15 años en internet.
(Si te interesa la publicidad de los alimentos destinados a niños te recomiendo este post de Miguel A. Lurueña, completísimo y lleno de ejemplos de cómo se vulnera el código una y otra vez).
¿Ha servido para algo? Pues como puedes leer en el post de Gominolas de Petróleo o en este artículo, el resultado no es positivo.
Sin azúcar añadido no equivale a nutritivo ni a saludable.
Con todo lo que te he contado, parece que una bebida sin azúcar añadido que además está destinada a niños no puede tener inconvenientes.
Las tiene.
Hay más ejemplos, pero hoy le ha tocado a Bifrutas Kids de Pascual.
Para empezar, te dejo que veas los anuncios.
Este está dirigido a los padres.
Y este otro dirigido a los niños:
El problema está en los valores nutricionales del alimento. Pero también en la forma de promocionarlo y el público al que se dirige.
En realidad no es un producto nuevo, sino que Pascual ha cambiado el nombre de las bebidas que ya tenía: al formato Bifrutas de 200ml le ha puesto el “Kids” e incluye imágenes de los dibujos “La Patrulla Canina” en los envases para dirigirlo específicamente a niños.
En la nota de prensa del lanzamiento, hace sólo unos meses, se presenta como un producto “nutritivo y divertido, ideal para la merienda” y se “adapta a la perfección a los gustos y necesidades de los niños como snack sano, gracias a la mezcla de zumo y leche y al aporte de vitaminas. Además, las variedades Zero son sin grasas ni azúcares añadidos.”
Bien. Un producto con leche y zumo y que además tiene una versión sin grasas ni azúcares. Efectivamente parece que es saludable y nutritivo (hasta que leemos la letra pequeña, es decir, la etiqueta).
Y además con los dibujos que les encantan a los niños porque, según la nota de prensa, “la Patrulla Canina, además de ser un referente entre los más pequeños, encarna valores que para nosotros son muy importantes, como la amistad, el compromiso y la generosidad. Esto hace de esta unión la alianza perfecta”.
Con el código PAOS hemos topado.
Porque indica literalmente que “la publicidad de alimentos o bebidas dirigida a menores de hasta 12 años en ningún caso explotará la especial confianza de estos niños, en sus padres, en profesores, o en otras personas, tales como profesionales de programas infantiles, o personajes (reales o ficticios) de películas o series de ficción” y “la publicidad de los productos alimenticios licenciados se regirá por estas mismas normas. A estos efectos, se entiende por productos alimenticios licenciados aquéllos que incorporan en su denominación comercial el nombre de personajes reales o de ficción que aparezcan en películas, series o espacios infantiles”. Exacto, la Patrulla Canina corresponde a esta descripción.
Y el código concreta que “En la publicidad de alimentos o bebidas dirigida a menores de hasta 12 años no participarán ni aparecerán personajes especialmente próximos a este público, tales como, por ejemplo, presentadores de programas infantiles, personajes –reales o ficticios– de películas o series de ficción, u otros” y que ”se podrán mostrar imágenes que reproduzcan escenas de un determinado programa infantil, película o serie si esta guarda relación directa con alguna promoción que se esté llevando a cabo” pero que “durante la reproducción de tales escenas no se podrá realizar alusión alguna, directa o indirecta, al producto promocionado ni podrá aparecer éste en pantalla.”
El código PAOS prohíbe expresamente que se utilicen personajes de ficción en la publicidad de alimentos dirigidos a niñ@s para evitar influirles y explotar su confianza.
¿Se incumple el código PAOS? Estrictamente puede que no. Pero que los dibujos de la Patrulla Canina influyen en la elección de los niños (y por lo tanto, va en contra del espíritu de este código) es innegable.
Pero esto atañe sólo a la publicidad y es un código de autorregulación que, aunque prevé sanciones, no tienen demasiados efectos (como te cuenta Miguel A. Lurueña).
¿Qué pasa con los valores nutricionales del producto?
Pues que todavía hay más pegas.
Es una mezcla de zumo y leche pero no caigas en el error de atribuirle las cualidades que tengas asociadas a estos dos alimentos, porque la cantidad de estos es mínima.
(Y esa es otra, que tenemos relacionado el zumo a alimento saludable equivalente a la fruta. No lo es. La última que se ha pronunciado es la Asociación Americana de Pediatría, que indica que no es adecuado para niños menores de 1 año. También nutricionistas como Julio Basulto llevan años intentando sacarnos del error.)
Pero volviendo a Bifrutas Kids, quizá si te digo que pertenece a la categoría de bebidas refrescantes es suficiente para que cambies de idea.
Se clasifica como bebida refrescante mixta porque está formada por una bebida refrescante (el agua, el zumo de frutas…) y otros alimentos (la leche).
No es zumo y no es leche.
Bifrutas Kids no es zumo ni es leche. Es un refresco.
Vamos a profundizar un poco más.
En la página de Bifrutas, puedes ver que hay 4 versiones de Bifrutas Kids.
Una versión “normal”, el Kids tropical. Y 3 versiones Zero: tropical, fresa y plátano y mediterráneo, con 0% materia grasa y sin azúcares añadidos.
Sin azúcares y sin nutrientes. Casi.
Mira los ingredientes y valores nutricionales por 100ml de la versión normal, el Kids Tropical:
Ingredientes: agua, leche desnatada (10%), zumo de frutas 7% (piña y mango a partir de concentrado), azúcar, estabilizante (pectina), aroma, acidulante (ácido cítrico), vitaminas A, C y E, edulcorante (sucralosa) y colorante (E-160 a i).
Y sus valores nutricionales:
Valor energético | 91kJ | Fibra alimentaria | 0,5g |
21Kcal | Proteínas | 0,3g | |
Grasas | 0g | Sal | 0,03g |
De las cuales saturadas | 0g | Vitamina A | 120 µg |
Hidratos de carbono | 4,8g | Vitamina E | 1.8 mg |
De los cuales azúcares | 4,8g | Vitamina C | 12 mg |
Y estos son los ingredientes y valores nutricionales por cada 100ml del Kids Tropical en su versión Zero:
Ingredientes: agua, leche desnatada (10%), zumo de frutas 7% (piña y mango a partir de concentrado), polidextrosa, estabilizante (pectina), acidulante (ácido cítrico), vitaminas C, E y A, aroma, edulcorante (sucralosa) y colorante (E-160 a i).
Y valores nutricionales:
Valor energético | 42 kJ | Fibra alimentaria | 0.8 g |
10 kcal | Proteínas | 0.3 g | |
Grasas | 0 g | Sal | 0.03 g |
De las cuales saturadas | 0 g | Vitamina A | 120 µg |
Hidratos de carbono | 1.8 g | Vitamina E | 1.8 mg |
De los cuales azúcares | 1.8 g | Vitamina C | 12 mg |
¿Puedes descubrir las diferencias? Sí, la composición es exactamente igual a excepción de que el normal contiene azúcar y la versión Zero no.
Era previsible.
Pero lo que llama más la atención es el primer ingrediente que contiene. Porque dado que se promociona como “un snack sano gracias a la mezcla de zumo y leche“ podríamos pensar que estos van a ser sus ingredientes mayoritarios.
Pero no.
Contiene un 10% de leche desnatada y un 7% de zumo procedente de concentrado. El 83% restante es básicamente agua.
Y en el caso de la versión normal, agua y azúcar.
Por eso, el único macronutriente destacable en la versión normal es el azúcar, con 4,8g, que supone 19kcal de las 21kcal que aportan 100ml de bebida.
Para ser justa, no todo el azúcar (los 4,8g) es azúcar añadido. Más o menos 1 gramo proviene de la lactosa de la leche y de los azúcares libres del zumo.
El resto sí. El resto es azúcar añadido.
Un niño que se beba un solo envase de 200ml ya habrá consumido casi el 40% de la cantidad máxima para todo el día establecida por la OMS en 25g.
Un envase de 200ml contiene el 40% de la cantidad máxima diaria de azúcar recomendada por la OMS
Las proteínas, que proceden de ese 10% de leche, contribuyen con 1,2kcal.
¿Y no aporta fibra? Sí, 1,6 gramo por cada envase. Más o menos un 5% de lo que se considera una ingesta diaria adecuada (entre los 9 y los 13 años es de 31g para niños y de 26g para niñas).
Tampoco su contenido en fibra lo transforma en un alimento adecuado.
En cuanto a las vitaminas, vemos que tenemos vitaminas A, E y C. Y nos pasa lo mismo que con el azúcar. Que la mayor parte no proceden la leche o el zumo (sería difícil con el porcentaje tan bajo que estos ingredientes suponen).
Las vitaminas de Bifrutas Kids se han añadido, la mayoría no proceden del zumo ni de la leche.
Las vitaminas se añaden como ingredientes. Y su cantidad no es casual.
Todas las vitaminas cubren exactamente el 15% de los valores de referencia de nutrientes (VRN) que indica el Reglamento 1169/2011.
¿Por qué es importante que contengan exactamente un 15% de los VRN?
Tiene que ver con la posibilidad de hacer alegaciones nutricionales y decir, por ejemplo, que el alimento contiene vitaminas.
El Reglamento 1924/2006 establece que solo se puede indicar que un alimento es “fuente de vitaminas” si contiene al menos una cantidad significativa.
Cada vitamina tiene un valor de referencia de nutrientes, una cantidad recomendada para consumir a diario (por ejemplo, 12mg de vitamina E).
La «cantidad significativa» de cada vitamina y mineral es el 15% de los valores de referencia de nutrientes (VRN) los alimentos en general y el 7,5% de los VRN para las bebidas.
(Se establecía en la Directiva 496/1990, pero ya está derogada y ahora se regula por el Reglamento 1169/2011)
Como estas bebidas contienen el doble de vitaminas de lo exigido, podría incluso indicar “Alto contenido en Vitaminas A, E y C” y no solo “contiene”.
¿Por qué, puestos a hacer alegaciones nutricionales, no indica “alto contenido en vitaminas pudiendo hacerlo legalmente? Es un misterio.
[Quizá se arrastra de antes de 2014 (fecha en la que entró en vigor el Reglamento 1169) cuando estaba en vigor la Directiva y exigía un 15% para todos los alimentos, sin distinguir bebidas.
¿Veremos en las próximas campañas que el Bifrutas Kids tiene “Alto contenido en Vitaminas A, E y C?.]
Pero vamos a ver cómo influye en la dieta de su público objetivo, los niños.
Porque los requerimientos no son los mismos que los de los adultos. Por ejemplo, para un niño de 9 años, 120μg de vitamina A, 1,8mg de vitamina E y 12mg de vitamina C cubren el 26% de las IDR (ingestas dietéticas de referencia establecidas por la FESNAD).
No está mal.
Pero son tres vitaminas no deficitarias en la población española, que se pueden obtener perfectamente en una dieta equilibrada, con frutas, verduras, pescado, aceite de oliva…Sin necesidad de alimentos enriquecidos.
Si en la versión normal los únicos nutrientes que vas a encontrar en cantidades relevantes son las vitaminas y el azúcar (precisamente el nutriente del que la versión Zero presume de carecer), el caso de la versión Zero es todavía más llamativo.
Porque también se incluye en esta publicidad como un alimento nutritivo, ideal para la merienda de los niños…y los únicos nutrientes que aporta son las mismas vitaminas que en el caso anterior y una cantidad mínima de azúcares (1,8g) que proceden de la leche y del zumo (no son azúcares añadidos) y que se traduce en que el valor energético no llega a las 10kcal.
Recapitulando…
- Es un producto dirigido específicamente a niños.
- Que se publicita como saludable y nutritivo.
- Y que los únicos nutrientes que aporta son:
- azúcar en su versión normal (con todo lo que hemos visto sobre las recomendaciones para reducirlo)
- vitaminas añadidas (y no deficitarias en la población española) en su versión normal y zero.
Volviendo al vídeo de la campaña, no es casualidad que se incluya este fotograma en el que los nutrientes caen cual cascada llenando el vaso.
Y todos esos nutrientes (que en dos segundos de vídeo no te da tiempo a identificar pero que parecen montones) son las vitaminas con las que se ha enriquecido la bebida.
Para rematar, un detalle curioso. Si te fijas en la letra pequeña puedes leer que “la vitamina C ayuda a disminuir el cansancio y la fatiga”. Una alegación de propiedades saludables que no tiene mucho sentido porque no se repite en el etiquetado ni se menciona claramente en el anuncio.
Vamos, que no se le da demasiado bombo y parece que está ahí por si acaso alguien se para a leerla.
Hay una cosa muy clara: el mensaje de alimento sano no va dirigido a los niños (aunque sean ellos los que lo van a consumir).
Va dirigido a los padres, que son los encargados de tomar la decisión sobre los alimentos que compran y que dan a los niños.
Y, por si te lo estás preguntando, la legislación no prevé que un alimento tenga que cumplir con determinadas condiciones para decir que es “nutritivo” o “saludable”.
Pero el Reglamento 1169/2011 sí dice que la información alimentaria que se dé al consumidor (incluida la que aparezca en la publicidad) no debe inducir a error. ¿Inducen estos anuncios a error? Depende de lo que cada persona considere que es nutritivo y sano.
Entonces la pregunta sería, ¿de verdad esto es lo que los adultos, como responsables de la alimentación de los niños, entendemos por alimento nutritivo y saludable?
Para mí la respuesta está clara: No. Esta bebida no es lo que yo entiendo por alimento saludable.
Así que…
Es un trabajo extra. Andamos a carreras. Nos lo queremos quitar de en medio cuanto antes…
Pero hacer la compra con tiempo para leer el etiquetado con ojos críticos es la única manera de hacer elecciones informadas y adecuadas.
¿Quieres un producto saludable para los niños? No te quedes con el mensaje del anuncio ni con las menciones destacadas en el envase. Lee la letra pequeña.
Toda la información que necesitas está en la etiqueta…pero es la que menos destaca.
Y no olvides que los alimentos verdaderamente saludables (para los niños y para ti) no llevan etiqueta. ¿O has visto alguna vez una coliflor con alegaciones nutricionales?
¿Quieres ver cómo se utilizan las propiedades saludables en la publicidad de otros alimentos?
Este artículo te va a encantar.
No creo que tomar este refresco de vez en cuando sude ningún problema
Hay millones de chucherias, galletas, otros refrescos ( la mayoría) con unos ingredientes mucho más perjudiciales y en mayor concentración
Se os va la mano, en mi opinión
Hola Ana:
Muchas gracias por tu comentario. El artículo pone sobre la mesa cómo se plantea la publicidad de estos productos y la imagen que le queda al consumidor (muchas veces alejada de la realidad cuando se analiza la composición e idoneidad, sobre todo teniendo en cuenta la sensibilidad de la población a la que van dirigidos).
Un abrazo!
Buen articulo. Gracias por el esfuerzo y divulgación.
Hola Ángel, muchas gracias por tu comentario. Me alegro mucho de que te haya gustado!