3 datos (que debes saber) sobre el café en cápsulas

Ya es oficial.

Se han ido colando discretamente en nuestra vida cotidiana desde que aterrizaron en España a principios de la década del 2000…pero ya no podemos vivir sin ellas.

La semana pasada el INE publicó el índice de IPC del mes de enero y, por primera vez, incluye el café monodosis en la configuración de la cesta de la compra (es decir, los productos de consumo habitual).

Las cafeteras de cápsulas nos acompañan en la cocina como un electrodoméstico más (y para muchos se han vuelto casi tan indispensables como el frigorífico o la lavadora).

Y tampoco ellas se han librado de lo que se está convirtiendo en un clásico de todo producto alimentario: ser objeto de bulos en internet.

Pero, ¿el aluminio de las cápsulas provoca cáncer? ¿Se están prohibiendo en algunos países europeos por este motivo?

Antes de que destierres la cafetera al fondo del trastero cual yogurtera de los 80 vamos a ver si tienes motivos para preocuparte.

Nos vuelve locos

Está claro que es una nueva forma de consumo de café.

Según el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, en 2015 los españoles tomamos más de 1,5kg por persona al año.

Y eso son muchas tazas (599 al año según la Federación Española del Café).

Así que irrumpir en un mercado así y consolidarse como técnica para elaborar café ha sido un terremoto.

No hay más que ver cómo las cápsulas han ido ocupando estanterías en los supermercados (colonizadas por distintas marcas, variedades y sistemas).

Y las luchas (perdidas) de distintos proveedores para tener la exclusividad de su sistema de cápsulas frente a las compatibles (más baratas) de otras marcas (e incluso de marcas de distribuidor).

Así que sí. Las cafeteras de cápsulas son un asunto serio.

1-. ¿Pueden producir toxoinfecciones alimentarias?

Aunque la pregunta pueda parecer fuera de lugar (¿o alguna vez nos preguntamos por los microorganismos del café molido?), tiene su sentido.

Porque a finales de 2015, los medios de comunicación se hicieron eco de los resultados de un estudio de científicos de la Universidad de Valencia centrado en los microorganismos que aparecen en las bandejas de las máquinas de café en cápsulas.

Como siempre, los titulares fueron más o menos acertados (“Bacterias en las máquinas de Nesspresso”, Las bacterias que ocultan las máquinas de café”…) y el estudio tuvo repercusión internacional (llegó a ser uno de los 100 estudios más citados a nivel mundial y el New York Times o el Daily Mail hablaron de él.aquí).

E incluso Nespresso hizo declaraciones para recordar cuál era el resultado del estudio y cómo mantener las máquinas de café para evitar esos problemas.

Pero, ¿el estudio descubría algún problema real de seguridad alimentaria por los microorganismos de las cafeteras?

No.

Ni las cápsulas ni el café contenían ningún patógeno que pusiera en riesgo la salud.

La investigación se centraba en la microbiota que aparece en las bandejas de las máquinas. Y sí, había bacterias que pueden provocar problemas de salud.

El café en cápsulas no contiene microorganimos patógenos

¿Por qué estas bacterias se desarrollan en las máquinas de café? Porque una vez usadas las cápsulas caen a un receptáculo. Los restos de agua y café gotean y se acumulan en la parte inferior.

Y los hábitos de limpieza de sus propietarios hacen el resto.

Lo interesante del estudio es que algunas bacterias pueden utilizar la cafeína como medio de crecimiento (lo que según los investigadores puede abrir vías para descafeinar el café y otras bebidas o descontaminar la cafeína del medio ambiente).

Así que el problema real es olvidarse de que las bandejas de las cafeteras tienen que lavarse.

Sin más.

(Igual que a nadie se le ocurriría cocinar y guardar la olla sin fregar, ¿no?).

2-. ¿Y qué hay de los contaminantes químicos de las cápsulas? (aluminio, furano, acrilamida…)

Estoy segura de que lo has oído: los materiales de las cápsulas de café pasan a la bebida y nos intoxican, se están prohibiendo en algunos países preocupados por sus efectos sobre la salud…

Bueno, vamos a ver los datos.

¿El aluminio de las cápsulas pasa al café?

El aluminio de las cápsulas fue el protagonista de un bulo bastante difundido en 2011 (y que colea hasta nuestros días pese a los intentos por desmentirlo como este y este).

Según el mensaje que circulaba por la red, la presión y la temperatura a la que se somete a la cápsula hace que parte del aluminio que contienen pase al café. Lo que tendría graves consecuencias para la salud por ser el aluminio un compuesto altamente cancerígeno.

El bulo contiene algún dato cierto (como siempre, para darle un grado de verosimilitud), y es que algunas cápsulas tienen aluminio en su composición.

En el mercado se pueden encontrar tres tipos de cápsulas según el material con el que se fabrican:

1-. De aluminio: son las de Nespresso, el sistema más utilizado. Están formadas por una capa de aluminio recubierta por una película plástica interna que lo aísla del café.

2-. De plástico: también muy utilizadas.

3-. De papel: se utiliza un papel de filtro similar al de las cafeteras tradicionales.

cafe capsulas dolce
Cápsulas de plástico

Y hasta aquí la veracidad del bulo.

Porque falla en un dato crucial. La carcinogenicidad del aluminio.

La EFSA en una opinión científica del año 2008 concluyó que “es improbable que los mecanismos indirectos de genotoxicidad (del aluminio) que suceden con niveles de exposición relativamente altos, sean relevantes para los humanos expuestos al aluminio a través de la dieta”.

Y en cuanto a la carcinogenicidad, la conclusión es que “es improbable que el aluminio sea un carcinógeno humano en la exposición a través de la dieta”.

El IARC (International Agency for Research of Cancer, perteneciente a la OMS) tampoco contempla el aluminio dietético como un agente carcinógenico.

(Sí aparece la producción de aluminio en el grupo 1 -agente carcinogénico para humanos- debido a las condiciones en las que se produce, que implican el contacto con numerosos carcinógenos como los hidrocarburos aromáticos policíclicos o asbestos).

Esto no quiere decir que el aluminio sea inocuo.

El informe de la EFSA sí recoge por ejemplo la neurotoxicidad del aluminio.

Y para establecer la ingesta semanal tolerable (por su efecto acumulativo es más adecuada que una ingesta diaria) tiene en cuenta los resultados en experimentación animal que muestran problemas reproductivos en machos, embriotoxicidad y alteraciones en el desarrollo del sistema nervioso.

El aluminio se relaciona con varios problemas de salud (pero no con el desarrollo de cáncer)

Porque, aunque puede llegar a nuestros organismo desde varios orígenes (tratamientos médicos como la diálisis, exposición ambiental en arcillas o productos cosméticos como los antitranspirantes) la mayor fuente de exposición a este metal es a través de la dieta.

El aluminio está presente en vegetales, marisco, cereales, zumos de frutas, agua…y puede transferirse a los alimentos desde los utensilios de cocina o el papel de aluminio.

Además, varios aditivos alimentarios contienen aluminio.

Pero el aluminio que nos llega a través de la cadena alimentaria está regulado.

Para evitar que la transferencia de aluminio a los alimentos pueda producir problemas de salud, los materiales en contacto con los alimentos deben cumplir el Reglamento 1935/2004 sobre materiales y objetos destinados a entrar en contacto con alimentos, que especifica las condiciones generales obligatorias.

Y el  Reglamento 10/2011 sobre materiales y objetos plásticos destinados a entrar en contacto con alimentos (posteriormente corregido por el Reglamento 2016/1416, afecta específicamente a la migración del aluminio y se aplicarán a partir de 2018), establece límites de migración específica (para cada elementos) y global (para la suma de todos los elementos de un envase que se pueden transferir.

Y en cuanto a los aditivos alimentarios, se han hecho varias reformas de la normativa para reducir la exposición al aluminio a través de estos.

El aluminio y sus sales se utilizan con distintos fines tecnológicos: colorantes, estabilizantes, emulsionantes o antiaglomerantes.

Como aditivos, están regulados por el Reglamento 1333/2008, que establece que los aditivos deben ser utilizados sólo cuando haya razones tecnológicas y que deben ser seguros para el consumo humano.

Posteriomente, el Reglamento 380/2012 tiene en cuenta la opinión científica de la EFSA de 2008 y modifica específicamente las condiciones de utilización de los aditivos que contienen aluminio para que no se supere la ingesta semanal tolerable establecida por la EFSA.

La dieta es la mayor fuente de exposición al aluminio.

Así que no hay duda. Estamos expuestos a un elemento químico que puede provocar efectos adversos en la salud.

Pero las cápsulas de café, como cualquier otro material en contacto con los alimentos, deben cumplir la normativa europea que garantiza que no se superen las ingestas semanales tolerables.

Así que la preocupación en este sentido no debe ser mayor que la que conlleve cualquier utensilio de aluminio que se emplee en la cocina.

Pero ahí no acaban los dolores de cabeza.

Porque el aluminio no es el único elemento químico que preocupa…

¿Has oído hablar del furano?

De nuevo un estudio español puso la lupa sobre un compuesto químico tóxico que aparece en el café.

Con la particularidad de que este compuesto, el furano, está en más concentración en el café de cápsulas que en el café molido (con cafeína), en el molido descafeinado o en el instantáneo.

El furano es un compuesto clasificado por la IARC en el grupo 2B (posiblemente carcinógeno para humanos).

Y tanto la EFSA en su informe inicial sobre hallazgos provisionales de furano en alimentos como la OMS en la reunión del JEFCA de 2010 lo consideraron preocupante por su efecto carcinógenico en humanos.

Es un compuesto que aparece en el proceso del tostado del café como producto de la Reacción de Maillard, una reacción que se produce con el calentamiento de los azúcares reductores y los aminoácidos que da propiedades deseables típicas de los alimentos tostados (aromas, color…), pero que también origina compuestos no buscados como el furano.

El estudio concluye que el tiempo y la temperatura del tostado afectan a la cantidad de furano del café y recomiendan temperaturas de unos 140ºC durante 20 minutos para reducir su formación.

Y concretamente en las cápsulas de Nespresso encontraron concentraciones de furano muy superiores (117-224ng/ml) a las del café molido habitual (20-146ng/ml en el café molido con cafeína).

El café en cápsulas contiene más cantidad de furano que cualquier otra variedad de café pero se mantiene dentro de los límites seguros.

La explicación puede estar en que el furano es un compuesto muy volátil. Así que al estar en una cápsula hermética, el furano no se pierde y permanece con el café mientras que en los cafés convencionales se va evaporando reduciendo su contenido.

Además, la alta presión y temperatura a la que se somete el café en la máquina arrastra el furano hacia la bebida.

Sin embargo, el propio estudio refleja que los niveles de furano ingeridos oscilan entre los 0,25µg/kg de peso en mujeres y 0,38µg/kg de peso en hombres, que está muy lejos del límite de 2µg/kg que se considera seguro (o lo que es lo mismo, habría que tomarse más de 30 cafés de cápsula diarios de 30 ml cada uno para alcanzar ese límite).

Pero, ¿y la acrilamida?

La acrilamida también es un producto resultante de la reacción de Maillard (puedes ver más sobre acrilamida en este artículo) y sí, aparece en el café como resultado del tostado.

Está considerada por el IARC dentro del grupo 2A, probablemente carcinogénica para humanos, y el problema es que no hay técnicas que permitan reducir su cantidad en el café (en otros alimentos como las patatas sí que se pueden aplicar técnicas agronómicas o procesos de conservación que reducen su concentración final tras el cocinado).

En la “Caja de herramientas” de la industria (documento guía para reducir la cantidad de acrilamida en los alimentos) se insiste además en que hay que vigilar que los procedimientos utilizados para rebajar la acrilamida no supongan un incremento en la aparición de compuestos como el furano.

El informe científico de la EFSA sobre acrilamida en alimentos encontró los mayores niveles de acrilamida en el café y sustitutos del café (como preparados de cereales para beber), pero el propio informe indica que “debido al efecto de la dilución (del café en agua), se espera que haya niveles más bajos en la bebida de café y de sustitutos de café”.

cafe capsulas cafe

Un estudio conjunto de la Comisión Europea y Nestlé detectó que las variedades de café menos tostadas contenían mayores niveles de acrilamida que las muy tostadas (lo que se podría explicar porque la acrilamida se forma al principio del tostado y va degradándose a medida que este avanza).

Pero no hay por el momento estudios que relacionen la cantidad de acrilamida con distintas presentaciones de café (molido, instantáneo, en cápsulas…).

La acrilamida puede ser un problema en el café (de todo tipo) igual que en las patatas fritas o el pan tostado.

Pero hay que recordar que por el momento en la Unión Europea no hay establecidos límites de acrilamida en alimentos (aunque, según algunos medios, es probable que se regule antes de finales de este año).

3-.Pero en Hamburgo han prohibido las cápsulas en lugares públicos

Sí, y aquí entramos en el verdadero problema del café en cápsulas.

El medioambiental.

La falsa noticia (de la que hablaba al principio del blog) sobre los peligros de este tipo de café incluían supuestas prohibiciones de venta en Alemania (en el bulo la elección del país no es aleatoria, si Alemania regula algo seguro que nos parece más serio y nos llama más la atención que si lo hacen Chequia o Marruecos, por poner ejemplos).

Esa prohibición era falsa.

Pero en 2016 la ciudad de Hamburgo sí prohibió las cápsulas de café en los edificios públicos. Y lo hizo como parte de sus políticas para reducir los residuos (y no porque fuesen un peligro alimentario).

El informe del Departamento de Energía y Medio Ambiente de Hamburgo que originó la medida recoge que “estos envases monodosis provocan un consumo de recursos y generan residuos innecesarios”.

El mayor problema del café en cápsulas es su impacto medioambiental.

Porque estamos hablando de 6 gramos de café en un envase que pesa 3 gramos. Un 30% de los que compramos es un residuo.

Es verdad que siempre que compramos un producto estamos pagando también por un envase que acabará en la basura.

Pero el problema en este caso es la dificultad para reciclar las cápsulas (además de que el % de residuo respecto al del producto es enorme).

Una vez utilizada, la cápsula tiene al menos dos elementos: el café (resto orgánico) y el envase (que como hemos visto puede ser de diversos materiales).

Y por este motivo no se puede reciclar como los envases convencionales (en el contenedor amarillo), es considerada café (y según Ecoembes, ni siquiera serviría que el consumidor la vaciase de café y la tirara al contenedor de envases, tampoco así podría reciclarse).

Incluso John Sylvan, que desarrolló en los años 90 de las monodosis K-cup (las más vendidas EEUU), asegura que se arrepiente de haberlas creado porque “nunca serán reciclables”.

Los consumidores estamos cada vez más preocupados por el impacto medioambiental de las elecciones que hacemos.

Y las empresas lo saben.

Por eso los fabricantes de cápsulas están explorando vías para mitigar este problema: cápsulas hechas con materiales biodegradables o sistemas propios de reciclaje (que precisan de un compromiso por parte del consumidor, que tiene que “molestarse” en llevarlas a los puntos de recogida, que no siempre tiene accesibles).

Y es que este es el verdadero problema del café en cápsulas.

Así que…

Desde el punto de vista de la seguridad alimentaria (y con los estudios que hay en este momento), el café en cápsulas no supone un problema mayor que cualquier otro tipo de café.

Pero sí arrastra un problema de sostenibilidad que puede tener cada vez más impacto debido a que sus ventas no paran de crecer.

Así que la decisión de consumirlo o no estará condicionada por los propios gustos y por un compromiso personal (se puede seguir disfrutando y reciclar las cápsulas correctamente).

Y tú, ¿te has cambiado a las cápsulas? ¿Habías oído el bulo de las enfermedades asociadas a su consumo? Te espero como siempre en los comentarios.

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Beatriz Robles

Beatriz Robles

Tecnóloga de alimentos y dietista-nutricionista de formación y divulgadora de vocación. Docente en la Universidad Isabel I. Escribo sobre alimentos y nutrición en mi blog y colaboro con medios de comunicación como El Comidista, Materia Ciencia de El País y Eroski Consumer.
37 comentarios
  1. Ignasi (Valencia) 25 septiembre, 2017

    Fantástico post! Con el café en España tenemos poca cultura y muchos falsos mitos arraigados. Empezando por el café de casa y su etiquetado.Tengo entendido que la normativa española obliga sólo a etiquetar si el café incorpora torrefacto o no (Mezcla o Natural) pero no indica nunca ni la variedad usada, ni el origen del café. Y los bares son caso aparte: con el paño de limpiar la barra te limpian la bandeja de la cafetera y de paso el vaporizador de la leche con el que calientan la leche que te vas a tomar. Ole!

    Responder
    • Beatriz Robles 26 septiembre, 2017

      Efectivamente, según el Real Decreto 1676/2012, en el etiquetado solo debe indicarse el tipo de café (natural, torrefacto…) pero no variedad ni origen.

      En cuanto a lo que comentas de las prácticas higiénicas de los bares, es verdad que se siguen viendo hábitos como los que comentas (y algunos otros, como tener los alimentos en la barra sin temperatura controlada o sin proteger por vitrinas…). Afortunadamente los hosteleros cada vez están más concienciados de la importancia de aplicar buenas prácticas de manipulación (está en juego la salud de los clientes) y el personal está más formado.

      Muchas gracias por tu comentario!

      Responder
  2. Mari Luz Mariscal 10 octubre, 2017

    Como siempre una crack Beatriz, claro, conciso, documentado…. todo un lujo. Millones de gracias.

    Responder
    • Beatriz Robles 10 octubre, 2017

      Gracias a ti Mari Luz! Es genial que te haya gustado y que resulte útil.
      Un abrazo,

      Responder
  3. Sonia 10 octubre, 2017

    Me parece un artículo muy completo e interesante .Consumo este producto y había escuchado y leído muchos de los bulos que mencionas .
    Me parece muy importante que hagas también mención al problema medio ambiental que suponen , ya que a veces queda olvidado .
    Gracias por esta gran aportación . Saludos .

    Responder
    • Beatriz Robles 10 octubre, 2017

      Hola Sonia:

      Muchas gracias por tu comentario, me alegro mucho de que te haya gustado. Yy confieso que yo también soy una gran consumidora de café y, más concretamente, de café en cápsulas (eso sí, las voy acumulando para llevarlas a reciclar en auténticos sacos cada vez que me acerco a una capital en la que tengan punto de recogida -en mi ciudad no hay).

      Un saludo!

      Responder
  4. Carlos 11 octubre, 2017

    Hola Beatriz. Muy interesante tu artículo.
    ¿Qué opinas de las monodosis de papel tipo Senseo? En Mercadona, de su marca blanca cuesta unos 8 céntimos frente a unos 20-25 céntimos en cápsula. Entiendo que el impacto medioambiental es menor, si uno no va a reciclarlas, y que el tema de la microbiota también es menor, si uno no limpia su cafetera a diario, ya que no se almacenan las monodosis. Muchas gracias!

    Responder
    • Beatriz Robles 11 octubre, 2017

      Hola Carlos:

      Gracias por tu comentario. No he probado las monodosis que me indicas, aunque conozco las de Senseo. Creo que todas son opciones válidas, incluidas las cápsulas si se hace una buena gestión de los residuos. Pero es verdad que en el supuesto que indicas, si no van a reciclarse, las de papel son más sostenibles.
      Por contra, el papel es un material poroso que permite el intercambio de gases así que no conservarán el aroma y otras características organolépticas del café de forma tan eficaz como las cápsulas que sí garantizan la hermeticidad.

      Un saludo!

      Responder
  5. Tere 11 octubre, 2017

    Café ecològico de comercio justo + un puchero + una manga de café = café insuperable + poso de café para macetas = residuo 0

    Responder
    • Beatriz Robles 11 octubre, 2017

      Hola Teresa:

      Es verdad, con tu método tienes un café sostenible y 0 residuos, aunque a mí me gusta el café un poco más fuerte, concentrado y con cuerpo (con puchero no le cojo el punto…).

      Abrazos!

      Responder
  6. Ricardo P. Brigadier 15 octubre, 2017

    Esto es informar. Excelente artículo y bien escrito.
    Abusando, apenas empiezo a encontrarle el gusto a esto del café, honestamente me gusta el capuccino más que sólo. Entonces mi pregunta es sobre qué me recomiendas hacer para realmente tener un acercamiento al buen café, y ya que me pienso comprar una cafetera en estos días (en cuanto me respondas, jaaa), ayúdame a decidir si comprar una de cápsulas o una tradicional de goteo, saludos desde la Ciudad de México y felicidades nuevamente.
    Ilustrarme ya que soy neofito en esto…

    Responder
    • Beatriz Robles 16 octubre, 2017

      Hola Ricardo:

      Muchas gracias por tu comentario. Depositas en mi mucha confianza en un tema que depende tanto del gusto personal como el café (¡menuda responsabilidad!). Yo encuentro que el café de cafetera tradicional tiene menos cuerpo que el de cápsulas, para algunas personas es un punto positivo y para otras todo lo contrario, ya te digo que depende mucho de gustos. Por otra parte tienes que valorar el problema medioambiental por los residuos que generan las cápsulas. Si no tienes un punto de reciclaje cerca o no puedes encargarte de reciclarlas, yo optaría por la tradicional.

      Un saludo,

      Responder
  7. Sandra 21 octubre, 2017

    Excelente artículo, muy interesante y bien documentado. Aclarados los bulos y agradecida a la mención del impacto medioambiental de las cápsulas monodosis.

    Responder
    • Beatriz Robles 21 octubre, 2017

      Hola Sandra, me alegro mucho de que te haya gustado el artículo y de que hayas resuelto dudas. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo,

      Responder
  8. JK 3 enero, 2018

    ¿Que hay del plástico con el que están hechas las capsulas y que también contienen dentro la zona de café? Al someterlo a las temperaturas tan altas de la cafetera no migran compuesto al café?

    Responder
  9. CANDELARIA MARTIN DEL RIO 17 enero, 2018

    Gracias por el artículo. Tengo duda si las dolce gusto tipo cafe con leche, donde todo se disuelve, son o no reciclables en los contenedores amarillos. Cuando las abres para vaciarlas de agua se ve que no quedan restos del producto.
    Un saludo

    Responder
    • Beatriz Robles 17 enero, 2018

      Hola Candelaria:
      Pues según una representante de Ecoembes, las cápsulas legalmente no son envases y no las pueden reciclar. Así que todas, incluso las que quedan sin contenido orgánico, acaban en el vertedero normal.
      Lo mejor para deshacerse de ellas es llevarlas a un punto limpio donde sí podrán reutilizar el plástico.
      Te dejo las declaraciones de Ecoembes sobre el tema: https://www.elindependiente.com/futuro/2017/03/03/capsulas-de-cafe/
      Un abrazo!

      Responder
      • CANDELARIA MARTIN DEL RIO 18 enero, 2018

        Gracias por el comentario y la dirección. Según la página de Dolce Gusto, las cápsulas que no tienen café deben disponerse en los contenedores amarillos. Con esta desinformación no sabe uno a que atenerse.
        https://www.dolce-gusto.es/sostenibilidad/capsulas-usadas. Tampoco entiendo demasiado lo de no declarar envase a las cápsulas..
        Un saludo.

        Responder
  10. JMS 24 enero, 2018

    Creo que la preguta de JK es muy interesante porque se habla del aluminio pero no del plástico.Por favor, sería tan amable de indicarnos algo al respecto.
    Gracias

    Responder
    • Beatriz Robles 24 enero, 2018

      Hola JMS:
      El plástico que previsiblemente va a entrar en contacto con los alimento(como cualquier otro material que vaya a contactar con alimentos) debe cumplir con unas normas que garantizan su inocuidad. En el caso del plástico se recogen en el Reglamento 10/2011 (http://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:32011R0010&from=ES), que establece también límites de migración específicos según su uso previsto (incluidas las altas temperaturas).
      Es cierto que en la UE hay preocupación por el carácter disruptivo de algunos productos sobre el sistema endocrino, pero no soy una experta en esa materia. En cualquier caso sí puedo decirte que si las cápsulas de plástico están en circulación, ese material está autorizado bajo esas condiciones de uso que incluyen altas temperaturas.
      Un saludo,

      Responder
      • MIQUEL CAS 29 diciembre, 2021

        Hola. El plástico que recubre latas y posiblemente las cápsulas de café probablemente sea bisfenol A, como tu dices disruptor hormonal y posible causante de cáncer hormonodependiente. Aguanta bien las altas temperaturas. Amplia controversia sobre esto ha habido. Francia lo prohíbe en biberones. Europa aún no lo prohíbe, pero acabarán haciéndolo como tantos otras moléculas que inicialmente parecían seguras: lindano, cloruro de metileno.. Yo compro alimentos en vidrio en vez de latas siempre que puedo. Allá cada uno

        Responder
  11. Rosa 26 enero, 2018

    Gracias Beatriz, llevo un tiempo preguntándome por la influencia que este producto en mi salud y que consumo a diario casi desde que salieron al mercado.
    Me has aclarado muchas cosas.
    Me quedo por aquí…

    Responder
    • Beatriz Robles 26 enero, 2018

      Muchas gracias a ti por tu comentario Rosa. Me alegro de que el artículo te haya servido y ¡bienvenida! Un abrazo,

      Responder
  12. Miguel Àngel Villaseñor Martin 11 abril, 2018

    Yo tomo café de cápsulas descafeinado intenso dolce gusto, no se que influencia tiene en mi salud y si debo preocuparme

    Responder
    • Beatriz Robles 11 abril, 2018

      Igual que si te tomas cualquier otro tipo de café Miguel Ángel.
      Un saludo,

      Responder
    • Miguel Àngel Villaseñor Martin 11 abril, 2018

      Entonces debo preocuparme suelo tomar uno o dos al día no más a veces ninguno

      Responder
      • Beatriz Robles 12 abril, 2018

        No, no debes preocuparte en absoluto.

        Responder
        • Miguel Àngel Villaseñor Martin 12 abril, 2018

          Gracias Beatriz por tu consejo y artículo,un saludo

          Responder
  13. Karina 6 mayo, 2018

    ¡Hola! Excelente artículo, gracias por tomarte el tiempo de redactar una información tan completa. Con respecto al impacto que pueda tener en la salud, considero que como todo si se consume en exceso es dañino, les dejo esta información que hace referencia al consumo diario recomendado https://www.capsulasdecafe.shop/blog/capsulas-cafe-verde-cuantas-se-pueden-tomar-al-dia/ Y si, a pesar de la campaña que existe actualmente de prohibir las cápsulas de café, pienso que más que eso debería generarse una campaña de concientización para quienes optamos por usarlas y así disminuir el daño que efectivamente es ocasionado al ambiente si se desechan. Resulta interesante saber que medida tomarán las empresas para poder mitigar este asunto. ¡Saludos!

    Responder
    • Beatriz Robles 3 septiembre, 2018

      Muchas gracias por el comentario! Me alegro de que sea útil.
      Un abrazo, Beatriz

      Responder
  14. Paula Sarabia 2 octubre, 2018

    Un post estupendo! Desde luego creo que es más preocupante su impacto medioambiental que su impacto sobre la seguridad alimentaria del consumidor.
    Gracias por el trabajo!

    Responder
    • Beatriz Robles 3 octubre, 2018

      Me alegro mucho de que te haya gustado. Muchas gracias por tu comentario, Paula.
      Un abrazo, Beatriz

      Responder
  15. Rebeca 6 noviembre, 2018

    Muy interesante Beatriz.
    Me quito un peso de encima al saber que el aluminio no sea tan nocivo como decían.
    Sin embargo, me sigue preocupando el impacto ambiental.
    Hay una empresa italiana, no recuerdo el nombre, que está empezando a fabricar cápsulas con un tipo de polímero biodegradable.
    Yo creo que la solución puede venir por este tipo de iniciativas.

    Un saludo

    Responder
  16. Luis Miguel Avendaño 10 agosto, 2020

    Iba a copiar un «bulo-comentario» sobre las cápsulas de café y sus males, pero antes he querido investigar un poco y me encuentro con este interesante artículo que, me parece, lo deja bastante claro.
    Yo aún no he sucumbido a esta moda. Reconozco que es cómodo y práctico. Pero al precio que se paga el café con esta práctica y el montón de cápsulas vacías que se acumulan… no me gusta para nada. Así que sigo con mi cafetera tradicional, y me gusta. Siento que somos perdedores este tipo de usuarios. Las grandes campañas que hacen para consumir café en cápsulas, y por otra parte, lo cómodos que nos estamos haciendo… hace que aceptemos como algo normal como pasa con tantas cosas. No creo que contengan productos dañinos para la salud, pero desde una visión ecológica, lo encuentro dañino, no se recicla tanto como dicen. Y como digo, el precio al que pagamos el café…para un gran consumidor, es una renta. Muchas gracias. Luis

    Responder
  17. Sabrina 14 septiembre, 2020

    Vaya post más completo y qué bien estructurado y argumentado. Gracias por compartirlo :)

    Responder
  18. Nela 2 agosto, 2021

    Fantástico post con tanta información interesante. Me surge una pregunta que no se si tiene respuesta: ?Existe una normativa en la que se indique cual es la diferencia de peso en mas y en menos que puede pesar el café de una capsula? O sea si la capsula indica que hay 6 gramos de café, ?cuantos gramos podemos encontrar como máximo y como mínimo?

    Responder

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