Hay algo que es superior a mis fuerzas. Sencillamente, no lo puedo soportar. Y es que en momentos como este, en los que estamos luchando como sociedad y de forma individual contra la mayor amenaza sanitaria de nuestra generación, hay quien quiera sacar provecho de la situación.
Cuando todos estamos poniendo lo mejor de nosotros mismos (ya sea atendiendo a pacientes en los hospitales, despachando en una tienda o trabajando desde casa), una pequeñísima parte se comporta como cuatreros del siglo XXI y quieren salir de esta con un positivo en su cuenta de beneficios.
Sí, te hablo de quienes están promocionando complementos alimenticios que promete ayudar a tus defensas «cuando más lo necesitas» (con el inherente mensaje implícito que acarrea en estos días cruciales) o que, directamente, se saltan la legislación y aseguran que pueden prevenir o tratarla infección por coronavirus.
Hablo de ello en Materia Ciencia de El País, en un artículo en el que te explico por qué hay alegaciones sobre los beneficios de un complemento sobre el sistema inmune que son legales (aunque podríamos discutir su honestidad y ética) y por qué otras son denunciables.
¿Es ético que en estos momentos se haga promoción de un producto para mantener el sistema inmune? ¿O es un oportunismo tan descarado que hace crujir los dientes? ¿Es leal con el consumidor que se destaquen prodigiosos ingredientes exóticos (que parecen surgidos de una mitología del todo a cien), cuando el efecto beneficioso se debe a la presencia de nutrientes facilísimos de encontrar en alimentos “simplones”? Nutrientes que, para más señas, no son deficitarios (y cuyo consumo incrementado no va a suponer una reducción del riesgo).
En la peor crisis sanitaria y social que está viviendo esta generación, quizá es el momento de exigir un extra de honestidad a las empresas. Quizá es el momento de darnos cuenta de quién está arrimando el hombro y sosteniendo nuestro sistema por encima de lo humanamente posible, y anotar -y remarcar bien, para que no se nos olvide- quién ha intentado sacar tajada manipulando nuestros miedos. Sigue leyendo.
(Te aclaro que para leerlo tendrás que registrarte en la web de El País. Es gratuito pero te llevará un par de minutos)
Recuerda que ahora, más que nunca, debemos fiarnos de la comunidad científica y seguir las instrucciones de las autoridades sanitarias.