Se avecinan cambios.
La Unión Europea no puede dilatarlo por mucho más tiempo, así que todo parece indicar que en los próximos meses tendremos una nueva política europea sobre las grasas trans.
Restringir este tipo de grasas es importante porque tienen un efecto negativo probado sobre la salud. Y siguen formando parte de muchos alimentos.
Sigue leyendo porque vas a enterarte bien de qué son y de cómo se prevé que se reduzcan en Europa.
[Actualización 10.10.2018: La Comisión Europea ha publicado un borrador de Reglamento que limita la presencia de grasas trans de origen industrial a 2g/100g a partir de abril de 2021. Tienes más información en este artículo de José María Ferrer en Ainia]
¿Qué son las grasas trans?
El Reglamento 1169/2011 los define como los ácidos grasos que poseen, en la configuración trans, dobles enlaces carbono-carbono, con uno o más enlaces no conjugados (a saber, interrumpidos al menos por un grupo metileno).
¿Cómo se traduce esto?
Las grasas (o ácidos grasos) se encuentran en forma saturada o insaturada.
Cada átomo de carbono que forma las cadenas de ácidos grasos pueden establecer hasta cuatro enlaces con otros átomos.
Los ácidos grasos saturados (AGS) son los que tienen las cadenas de carbonos llenas hasta el límite de su capacidad, “saturadas” de átomos de hidrógeno. En las grasas de origen animal, aproximadamente el 50% de los ácidos grasos son saturados y el 50% insaturados.
Los átomos de carbono de los ácidos grasos insaturados (AGI) tienen algunos dobles enlaces entre sí, de manera que todavía “caben” hidrógenos. La mayoría de las grasas vegetales (hay excepciones como el aceite de palma y de coco) tienen un 85% de ácidos grasos insaturados y un 15% de grasas saturadas. Son líquidas a temperatura ambiente.
Las grasas saturadas en cambio son sólidas a temperatura ambiente y son más estables que las insaturadas, así que tardan más tiempo en ponerse rancias.
Estas dos características hace que la industria alimentaria las prefiera por razones tecnológicas (son más fáciles de manejar y los productos duran más) y económicas (los aceites vegetales son abundantes y baratos).
Y si además se puede decir que el producto lleva aceites 100% vegetales, el consumidor también estará más contento (las percibe como grasas más saludables que las de origen animal).
Sólo hay que pensar en la reputación que tenía la mantequilla (grasas saturadas que se relacionaban con riesgo cardiovascular y colesterol, los últimos estudios apuntan a que era una creencia errónea) y en la de la margarina (grasas insaturadas de origen vegetal que ya sólo por eso merecían nuestras alabanzas).
¿Cómo consigue la industria que los aceites vegetales tengan las características deseables de las grasas animales? Hidrogenando las grasas, es decir, ocupando los dobles enlaces de los ácidos grasos insaturados con átomos de hidrógeno. Saturando las cadenas.
Hidrogenando las grasas insaturadas se consiguen características deseables para la industria
El problema aparece precisamente en el proceso de hidrogenación. Porque no sólo se añaden átomos de hidrógeno sino que se cambia la configuración espacial, la manera de organizar la cadena, y darán una geometría distinta: aparecen los ácidos grasos trans (AGT).
- Configuración química de los ácidos grasos cis (CH3 en el mismo plano) y trans (CH3 en distinto plano)
Así que las grasas trans (o ácidos grasos trans) son un tipo de ácidos grasos insaturados (con dobles enlaces) que se saturan artificialmente añadiéndoles átomos de hidrógeno (que “abren” esos dobles enlaces).
No todas las grasas trans provienen de una reacción industrial de hidrogenación. También hay grasas trans en forma natural, producidas en el intestino de los rumiantes por microorganismos que hidrogenan ácidos grasos insaturados.
Estas grasas trans de origen natural aparecen en productos lácteos y carne de rumiantes en una cantidad entre 2-9% del contenido total de grasa.
Sin embargo no son preocupantes por varios motivos.
1-. Su aportación al total de grasas trans que aparecen en los alimentos es escasa. Si para una dieta de 2000kcal suponemos que se consume el 10% de la energía total en forma de grasa saturada (que la OMS recomienda como consumo máximo) tendremos que 200kcal proceden de AGS (lo que supone 22 gramos de AGS).
Pongamos que la única fuente de esos AGS son productos procedentes de rumiantes (carne y lácteos). Como la grasa de los rumiantes tiene una proporción de 50% AGS y 50% AGI, tendríamos que consumir 44g de grasa (AGS+AGI), de la cual sólo el 3% aproximadamente son ácidos grasos trans, es decir 1,32g AGT.
Pues después de todos estos (improbables) supuestos, finalmente la contribución total de los AGT naturales procedentes de rumiantes a nuestra dieta serían de 11,88kcal: 0,6% de la energía de la dieta provendría de AGT (que estaría incluso por debajo del 1% de la energía total que la OMS recomienda que provenga de estas grasas).
2-. Los estudios que se han hecho al respecto, aunque no muestran resultados concluyentes, sí apuntan a que los AGT de origen natural no actúan sobre la salud igual que los AGT industriales (los efectos serían menos negativos o incluso positivos dependiendo de la investigación). Luis Jiménez te lo cuenta en profundidad y con absoluto rigor en su blog “Lo que dice la ciencia para adelgazar”.
La OMS estableció en 2009 que hasta la fecha no hay evidencia de que los AGT de origen natural estén asociados con riesgo coronario en las cantidades consumidas habitualmente.
Las grasas trans de origen natural no son el problema.
En el resto del artículo voy a hablar de grasas trans pero siempre para referirme a las de origen industrial, que son las que preocupan…y tienen los días contados.
¿Hay diferencias entre las grasas parcialmente hidrogenadas y las totalmente hidrogenadas?
Sí.
Desde el punto de vista tecnológico, las grasas totalmente hidrogenadas son más duras que las parcialmente hidrogenadas y tienen una consistencia como la cera. Y no son cualidades deseadas por la industria ya que son más difíciles de manejar y dan a los productos finales texturas menos apetecibles.
A través de procesos químicos se pueden mezclar (interesterificación, los ácidos grasos se redistribuyen dentro de las grasas) con grasas poliinsaturadas como aceite de girasol o soja para conseguir mejores características finales.
Las grasas totalmente hidrogenadas no contienen ácidos grasos trans
Y en relación con los efectos sobre la salud, el proceso de hidrogenación completa hace que las grasas resultantes (totalmente hidrogenadas) no tengan ácidos grasos trans, así que se evitan las consecuencias negativas asociadas a estas grasas.
¿En qué productos puedes encontrar las grasas trans?
Estas grasas aparecen en muchos productos: bollería y confitería (galletas incluidas), pizzas, salsas, cremas untables (como las de quesos), margarinas y productos cocinados con ellas, helados, palomitas, precocinados, fast food…
Como verás más adelante, hay una manera de identificarlos en la etiqueta (aunque no es fácil y, lógicamente, sólo podrás hacerlo en los productos envasados).
¿Qué efectos tienen sobre la salud?
Es cierto que en nutrición las investigaciones pueden dar resultados contradictorios o incluso desmentir lo que parecían hechos (como ha pasado con el colesterol dietético que los últimos estudios evidencian que no incrementa la cantidad de colesterol en sangre o como sucedió hace ya años con el aceite de oliva que pasó de demonio a ángel).
Sin embargo, en relación con los ácidos grasos trans, el consenso científico es inamovible.
En 2009, la OMS publicó una revisión científica sobre las consecuencias de las grasas trans para la salud en el que participaron 21 expertos que revisaron las evidencias tanto experimentales como epidemiológicas.
Concluyeron que el consumo de ácidos grasos trans afecta negativamente a múltiples factores de riesgo cardiovascular y contribuyen significativamente a aumentar el riesgo de enfermedades coronarias.
Los estudios sugieren que los AGT pueden empeorar la resistencia a la insulina, especialmente en personas predispuestas con factores de riesgo como resistencia a la insulina preexistente, adiposidad visceral o baja actividad física.
Finalmente, la OMS recomienda que la ingesta de AGT debe ser menor al 1% de la ingesta de energía diaria.
En EEUU, la FDA (Food and Drug Administration) ha llegado más lejos. Porque directamente ha prohibido a la industria alimentaria el uso de ácidos grasos trans.
En 2013, la FDA estableció que los AGT ya no podían ser considerados GRAS (generally recognized as safe).
GRAS es la designación que se utiliza en EEUU para las sustancias que se añaden a los alimentos y son consideradas seguras y por lo tanto no tienen que ser revisadas por la FDA para utilizarse en la industria alimentaria.
En 2015, la FDA publicó una determinación final por la que se prohibió el uso de grasas trans en los alimentos procesados. La industria tiene hasta junio de 2018 para ir eliminando estas grasas de sus productos.
Aún así, en EEUU se va a mantener el etiquetado de grasas trans incluso después de 2018 porque como te he contado, algunos alimentos tienen AGT de origen natural que no pueden eliminarse. Etiquetando de esta forma los consumidores sabrán la cantidad de AGT naturales y podrán elegir mejor los productos que consumen.
La EFSA, basándose en la opinión científica de 2010 sobre valores dietéticos de referencia, establece que el consumo de AGT debe mantenerse tan bajo como sea posible.
Pero en Europa solo están limitadas legalmente en alimentos para lactantes a través del Reglamento Delegado 2016/127, que los limita a un máximo del 3% de la grasa total.
Con todos estos datos, ¿qué va a pasar en la Unión Europea con las grasas trans?
Algunos países de la Unión Europea han desarrollado sus propias normas para evitar el consumo de grasas trans.
En 2003, Dinamarca fue el primer país de la UE que limitó la cantidad de AGT, estableciendo un límite de 2g de AGT por cada 100g de grasa. Posteriormente, Austria, Hungría y Letonia han adoptado medidas similares.
Por otro lado, Reino Unido, Bulgaria, Malta, Eslovaquia y Finlandia han establecido recomendaciones dietéticas nacionales sobre los AGT.
Estas diferencias entre países dentro de la propia Unión Europea pueden suponer problemas en el mercado tanto interior como exterior (los países con restricciones evitan productos de países en los que están permitidos los AGT).
Para que los consumidores sepamos qué productos tienen AGT, el Reglamento 1169/2011 obliga a que los alimentos que contengan aceites refinados de origen vegetal que contengan grasas hidrogenadas lo indiquen en la etiqueta especificando si son “grasas parcialmente hidrogenadas” o “grasas totalmente hidrogenadas”.
Las grasas trans sólo estarán en los productos con grasas parcialmente hidrogenadas.
Pero este sistema no ayuda a que la mayoría de los consumidores puedan elegir productos saludables.
La legislación tiene que pensar en el consumidor medio, que no tiene por qué tener vastos conocimientos de nutrición y de alimentos.
Con esta norma se exige a los consumidores saber que “grasa parcialmente hidrogenada” se corresponde con grasas trans y que las parcialmente hidrogenadas y las totalmente hidrogenadas no tienen los mismos efectos sobre la salud.
Además, con este Reglamento desaparece la posibilidad de que la industria indique voluntariamente la cantidad de grasas trans que contiene sus productos.
En Europa no se permite indicar voluntariamente en el etiquetado el contenido en grasas trans
El Reglamento tiene una lista cerrada de la información que puede incluirse de forma voluntaria en la etiqueta y la indicación de grasas trans no está contemplada por lo que no puede hacerse.
- EEUU etiqueta las grasas trans (y seguirá haciéndolo a partir de 2018 para identificar las de origen natural). En Europa no es obligatorio y no está permitido indicarlo voluntariamente.
También se contemplaba que la Comisión elaborase un informe sobre la presencia de grasas trans en los alimentos y en la dieta en la UE y que presentase una propuesta legislativa.
El informe de la Comisión se publicó finalmente en 2015 (con un año de retraso sobre la fecha límite) y propone las siguientes posibles estrategias:
1-.Etiquetado obligatorio de las grasas trans: incentivaría a la industria para reducir la cantidad de grasas trans de sus productos y facilitaría a los consumidores hacer elecciones saludables.
Sin embargo, el propio informe reconoce que pocos consumidores (se estima que 1 de cada 3) conocen los efectos de las grasas trans, por lo tanto el etiquetado no solucionaría el problema.
Además, esto sólo serviría para las grasas trans en los alimentos envasados. Los consumidores seguirían consumiendo sin saberlo grasas trans en productos no envasados, en restaurantes…
Como colofón, productos similares con distinto contenido en AGT tendrían precios diferentes de manera que los consumidores con menos ingresos tenderían a optar por los productos más baratos (que contendrán más AGT).
2-. Introducir un límite legal a cantidad de grasas trans que puede haber en los alimentos procesados.
En países que han impuesto este tipo de restricción se ha reducido el consumo de estas grasas (en Dinamarca el consumo medio es de 0,01 a 0,03g AGT por día -0,0045% al 0,0135% de la energía total, muy por debajo del 1% recomendado por la OMS).
Esta es la opción propuesta por BEUC, que agrupa a 42 asociaciones de consumidores de los países miembros de la Unión Europea.
Los consumidores comprarían siempre productos saludables sin tener que comprender datos excesivamente técnicos del etiquetado.
Y se evitaría la fragmentación del mercado interior y exterior ya que todos los productos de la UE cumplirían con los mismos requisitos. Al establecer los límites se tendría en cuenta también la regulación de EEUU para evitar barreras bilaterales en el comercio.
3-. Acuerdos voluntarios para reducir los AGS en los productos alimentarios y en la dieta. Supone dejar a la voluntad de la industria la reformulación de sus productos.
En países como Holanda ha sido eficaz, pero es inocente pensar que toda la industria alimentaria en todos los países de la UE va a alcanzar el mismo nivel de compromiso.
4-. Establecer directrices europeas para que cada país tome medidas a nivel nacional: sólo serviría para fragmentar el mercado y que los países con medidas más restrictivas no comprasen alimentos con contenido en AGS más altos de países con medidas laxas.
(Un estudio sobre el impacto económico de las distintas medidas propuestas por la UE para reducir el consumo de AGTs publicado en la American Journal of Clinical Nutrition en 2016 concluyó que imponer límites legales a la cantidad de AGTs es la opción que produce mejores resultados sobre la salud.)
¿La conclusión de este informe de la Comisión publicado con un año de retraso y solicitado desde 2011? Que hay que seguir trabajando sobre este asunto para ver cómo puede reducirse el consumo de AGTs en la Unión Europea.
Con esta “agilidad” no es extraño que en Octubre de 2016, el Parlamento Europeo adoptase una resolución (por 586 votos a favor y 19 en contra) reclamando que Europa establezca un límite a las grasas trans en los alimentos procesados.
¡Pero si hasta la propia industria se ha dirigido a la Comisión para que las regule!
En 2015, en una carta abierta, 4 grandes industrias alimentarias junto con organizaciones sanitarias y la Organización de los derechos de los consumidores europeos (BEUC) solicitaron a la Comisión Europea que limitase a 2g de AGTs por cada 100g de grasa (el mismo límite establecido por Dinamarca).
Puede que los intereses de la industria al firmar esta carta no sean el fomento de la salud de los consumidores.
Seguramente lo que se busca sea competir en igualdad de circunstancias con otras industrias que no han adoptado ninguna medida para reducir las grasas trans (y obtienen mayores rendimientos por sus productos) y poder moverse en el mercado interior y exterior (fundamentalmente EEUU) sin restricciones.
Pero en cualquier caso pone de manifiesto que ahora mismo las grasas trans son la patata caliente de la regulación alimentaria en Europa.
Algunos países dentro y fuera de la Unión Europea se lo han tomado en serio, han regulado (y prohibido en algunos casos) las grasas trans y están obteniendo buenos resultados.
Y los hechos hacen pensar que la UE está a punto de hacerlo.
Es urgente. Porque ya no es una cuestión de rendimiento empresarial sino que es un asunto de salud pública.
Esperemos tener buenas noticias…muy pronto.
¿Sabías lo que son las grasas trans? ¿Qué opción te parece mejor para regularlas? Te espero en los comentarios.
Magnífica y muy aclaratoria entrada sobre las grasas trans, enhorabuena !!
Muchas gracias por tu comentario Álvaro, me alegro mucho de que te haya resultado útil.
Un abrazo,
Entonces las grasas trans pueden no estar etiquetadas en los productos o sí? Pueden no indicarlo en España?
No, no solo no es obligatorio, sino que además no se pueden indicar en el etiquetado voluntariamente así que no vas a encontrar alimentos que las muestren.
Un artículo de alguien que ha trabajado más allá de decir las grasas trans no son saludables. Tengo una duda. ¿Realmente es cierto lo siguiente?: Las grasas totalmente hidrogenadas no contienen ácidos grasos trans. ¿Hace la normativa europea referencia a esta cuestión?
Gracias
Hola Mateo:
/
Gracias por tu comentario. Efectivamente, las grasas totalmente hidrogenadas tienen un contenido despreciable de ácidos grasos trans (AGT) (http://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/BRIE/2016/577966/EPRS_BRI(2016)577966_EN.pdf https://www.accessdata.fda.gov/scripts/InteractiveNutritionFactsLabel/trans-fat.html) Se acaba de presentar un borrador de nuevo Reglamento para regular la cantidad máxima de AGT que pueden llevar los alimentos. Todavía está en proyecto, pero se espera que se apruebe en los próximos meses (https://ec.europa.eu/info/law/better-regulation/initiative/1937/publication/307506/attachment/090166e5be283252_en).
Por otra parte, como los AGT están definidos en el Reglamento 1169/2011 como «Por «grasas trans» se entenderán los ácidos grasos que poseen, en la configuración trans, dobles enlaces carbono- carbono, con uno o más enlaces no conjugados (a saber, interrumpidos al menos por un grupo metileno)», es la propia configuración trans la que los define y, por lo tanto, como las totalmente hidrogenadas no tienen esta configuración, quedan excluidas.
Un saludo,
Increíble. Soy un consumidor sin conocimientos técnicos sobre alimentación, pero interesado por los perjucios/beneficios de lo que come, y por ello, en conocer las grasas trans. He querido saber cuándo consumía este tipo de grasas, para lo que pedí información a la OCU, que me respondió que podía «sospecharlo» cuando en la etiqueta leyera «grasas parcialmente hidrogenadas». La información que se nos da es tan escasa que asumí que cuando contuvieran grasas totalmente hidrogenadas el perjuicio sería mayor. Y años así, hasta que tú me lo has aclarado, una duda importante de salud, en un comentario de una página web. Puedes estar orgullosa de tu trabajo, te doy las gracias porque ese consumidor que no tiene por qué tener vastos conocimientos de nutrición y de alimentos sea informado como se merece.
Gracias Mateo, me alegro de que el artículo cumpla con su objetivo de informar al consumidor.
Un abrazo!
Hola Bea,
acaba de salir el Rg 2019/649, que poco mas tiene que decir a lo comentado, para la aplicación de Fichatec que bien conoces, un cliente me ha pedido que la incluya para que aparezca en el etiquetado o en la ficha técnica de los alimentos, pero tal como le comentas arriba al compañero Dani, no deben aparecer, por lo que no se si incluirla para que la empresa pueda documentarla para la propia información interna de sus productos o dejarlo.
¿que me aconsejas?
Un abrazo