Suena fatal. Lo sé.
Y esa es la razón de que los alimentos irradiados no abunden en las estanterías de los supermercados españoles.
Es más, es que son prácticamente imposibles de encontrar.
Es lógico porque los consumidores los rechazamos frontalmente (es oír “irradiación” e inevitablemente pensamos en energía nuclear, alimentos radiactivos y el pez con tres ojos de los Simpsons).
Pero la realidad es muy distinta.
Y sí, los alimentos irradiados están autorizados en muchas partes del mundo, incluida la Unión Europea (y por extensión, en España).
Pero, ¿para qué sirve irradiar los alimentos?
¿Qué es la irradiación de alimentos?
La irradiación consiste en el tratamiento de los alimentos con radiaciones ionizantes para inactivar microorganismos, eliminar plagas o detener determinados procesos que reducen la vida útil de los productos.
Se especifica que las radiaciones son ionizantes porque no todas las radiaciones son iguales:
1-. Radiaciones no ionizantes: engloba toda la radiación y el espectro electromagnético que no tiene suficiente energía para ionizar la materia. Es decir, no puede alterar la materia “arrancando” electrones. Incluye la radiación infrarroja, las microondas, las ondas de televisión, radio, telefonía móvil, wi-fi…
2-. Radiaciones ionizantes: son las radiaciones de muy alta frecuencia que tienen energía suficiente para penetrar en la materia y romper los enlaces, arrancando electrones. Son los rayos alfa, beta (flujos de electrones), gamma y X.
- A la izquierda bajo la flecha roja tienes las radiaciones ionizantes y a la derecha con la flecha verde están las radiaciones no ionizantes.
Las radiaciones ionizantes producen distintos efectos en los alimentos según la dosis empleada, la composición del alimento, la temperatura, la presencia de oxígeno…
Son interesantes para:
1-. Destruir microorganismos alterantes y patógenos: las radiaciones alteran el material genético de los microorganismos, impidiendo su multiplicación y las funciones celulares. Además, interactúan con las membranas celulares, las enzimas y el citoplasma de manera que incluso si un microorganismo no es destruido por el daño genético, las lesiones impiden su supervivencia.
Esta tecnología no consigue destruir las esporas (formas de resistencia que germinan en condiciones favorables) de Clostridium botulinum. La destrucción de las esporas de este microorganismo se utiliza como indicador de esterilidad así que este tratamiento no sirve para conseguir alimentos estériles y la vida útil será limitada (similar a la de los alimentos pasteurizados).
Sí que elimina microorganismos alterantes (se consigue prolongar la duración de los alimentos) y patógenos que no forman esporas (se evitan enfermedades de transmisión alimentaria).
2-. Prevenir la germinación y brote en hortalizas: patatas, cebollas, ajos…
3-. Eliminar insectos en granos, frutos secos…
4-. Retardar la maduración y el envejecimiento de frutas y hortalizas.
Las radiaciones ionizantes producen cambios químicos primarios (ionizaciones) que desestabilizan el alimento.
Este desequilibrio genera iones y radicales libres que reaccionan entre sí o con otros compuestos de los alimentos dando lugar a los cambios secundarios (consecuencia de los primeros).
¿Por qué en algunos productos es mejor la irradiación que otros tratamientos?
Principalmente porque el proceso se realiza en frío, con lo que se evitan algunas de las alteraciones que se producen en el tratamiento por calor (aunque como verás más abajo, no se libran de sufrir algunos cambios).
Al actuar sobre la germinación y la maduración (retrasa la putrefacción), reduce las pérdidas en las cosechas (y el desperdicio alimentario).
En algunos casos se puede realizar sobre el producto empaquetado.
Por otra parte, tiene ciertos inconvenientes:
-Es una tecnología cara y solo se puede realizar en instalaciones autorizadas.
-Sólo pueden irradiarse productos autorizados.
-No es apta para todos los alimentos.
-El consumidor lo rechaza.
-Puede haber cambios en los alimentos, tanto nutricionales como organolépticos.
Efectos secundarios sobre los alimentos.
Como todos los tratamientos de conservación, la irradiación altera algunos compuestos del alimento.
Incluso a dosis bajas en la leche y los lácteos se produce un regusto que provoca rechazo en el consumidor (ningún país de la UE autoriza la irradiación en estos alimentos).
En la carne aparecen sabores desagradables a altas dosis de radiación por el enranciamiento de las grasas, la rotura de las proteínas y la rotura de fibras, pero se reduce durante el almacenamiento y el cocinado. También puede oscurecerse con radiación superior a 1,5kGy.
Las frutas y verduras pueden reblandecerse (este efecto aparece horas o días después del tratamiento).
En cuanto a la calidad nutricional, en el tratamiento puede haber cierta pérdida de nutrientes (vitamina C y B1, A y D). Para la OMS, esta pérdida solo es importante si se consumen grandes cantidades de alimentos irradiados y debería preocupar en la misma medida que pérdida asociada al consumo de grandes cantidades de alimentos procesados.
¿Desde cuándo se utiliza la irradiación y cómo puede usarse?
Aunque es probable que nunca hayas oído hablar de ella, la irradiación no es una técnica novedosa.
Casi nació a la vez que el descubrimiento de la radiactividad en 1896.
- A la izquierda, Becquerel. A la derecha Marie y Pierre Curie. Compartieron Premio Nobel de Física en 1903 por el descubrimiento de la radiactividad.
Ya en 1904 se describió su efecto bactericida (capaz de destruir microorganismos) y le siguieron numerosos estudios sobre el efecto de distintas radiaciones sobre gérmenes y parásitos, e incluso patentes de uso.
En 1970, 19 países constituyeron el International Project on Food Radiation, en el que la OMS participaba como órgano consultivo.
El grupo de expertos sobre irradiación de alimentos de la OMS, la FAO y la IAEA (International Atomic Energy Agency) se reunió en 1970, 1976 y 1980.
Sus conclusiones fueron la base del documento “Wholesomeness of Irradiated Foods” (algo así como “integridad de los alimentos irradiados”) que determinó que “la irradiación de cualquier alimento hasta una dosis media de 10KGy no supone un riesgo toxicológico”.
En 1983, la Comisión del Códex Alimentarius adoptó una norma internacional para los alimentos irradiados (revisada en 2003) que ya fijó en 10kGy la dosis máxima de radiación.
El primer país que reguló el uso de esta tecnología fue la Unión Soviética. En 1958 estableció la normativa para la irradiación de patatas para inhibir la germinación, y Canadá hizo lo mismo en 1960.
En España, el Decreto 2725 de 1966 estableció el proceso para autorizar la irradiación a las empresas que lo solicitas. Y en 1983, el Real Decreto 1353 modificó el Código Alimentario Español para incluir la irradiación entre los tratamientos de conservación.
Como España, otros países de la Unión Europea tenían su propia normativa para poner alimentos irradiados en el mercado, lo que complicaba la circulación de mercancías.
Para fijar unas reglas del juego válidas para toda la UE, en 1999 se aprobaron dos Directivas:
1-. La Directiva 1999/2: establece las condiciones en las que tiene que practicarse la irradiación.
Para poder irradiar los alimentos, deben autorizarse previamente. Y solo se puede otorgar una autorización si está justificada; no se puede utilizar la irradiación para sustituir las buenas prácticas higiénicas.
Solo se pueden irradiar los alimentos que estén autorizados expresamente (se recogen en una lista en la Directiva 1999/3) y con la dosis de radiación máxima que se establezca para cada uno.
La irradiación solo puede hacerse en instalaciones autorizadas (en España hay 3).
Establece también las características técnicas de las fuentes de radiación ionizante, que tendrán que ser:
a-. rayos gama procedentes de radionucleidos cobalto 60 o cesio 137
b-. rayos X generados por aparatos que funcionen con una energía nominal (energía cuántica máxima) igual o inferior a 5 MeV.
c-. electrones generados por por aparatos que funcionen con una energía nominal (energía cuántica máxima) igual o inferior a 10 MeV.
Esta Directiva (y posteriormente el Reglamento 1169/2011) obliga a que los alimentos irradiados puedan identificarse fácilmente con la mención “irradiado” o “tratado con radiación ionizante” en la etiqueta (si el alimento irradiado es un ingrediente, aparecerá la mención junto a su nombre en la lista de ingredientes).
Pero ojo, porque aunque hay un símbolo internacional para los alimentos irradiados (llamado radura y de uso obligado en EEUU, por ejemplo), en la Unión Europea no se incluye en el etiquetado.
- Radura, símbolo de los alimentos irradiados.
Si los alimentos se importan de países de fuera de la UE también tienen que cumplir todos los términos de esta Directiva.
2-. La Directiva 1999/3: recoge una lista inicial de alimentos en los que se permite la irradiación y las dosis.
Es una lista escueta: sólo se pueden tratar con radiaciones ionizantes las hierbas aromáticas secas, las especias y los condimentos vegetales a una dosis máxima de 10kGy.
Pero no es la lista definitiva, solo es una aproximación inicial.
Hasta que se publique esaa lista definitiva (todavía no se ha hecho), los estados miembros pueden mantener las autorizaciones nacionales, siempre que los alimentos cumplan con las condiciones de la Directiva 1999/2.
Los estados miembros de la UE que tengan restricciones nacionales pueden prohibir la entrada en sus mercados de estos alimentos irradiados que sí están autorizados en otros países pero no aparecen en esta lista positiva inicial.
Pero todos los países de la UE tienen que autorizar el libre comercio de especias, hierbas y condimentos irradiados.
Estas dos Directivas se incorporaron a la normativa española a través del Real Decreto 348/2001.
Según esta norma, en España se permite exclusivamente la irradiación de esos mismos alimentos: especias, hierbas y condimentos.
También indica que los productos alimenticios tratados con radiaciones ionizantes únicamente podrán importarse desde países terceros si, entre otras condiciones, han sido tratados en una instalación de irradiación autorizada por la Comunidad Europea y figuran en la lista que a estos efectos, se publicará en el «Diario Oficial de las Comunidades Europeas.
Por lo tanto está permitida la comercialización de productos irradiados que procedan de otros países si cumplen las condiciones del Real Decreto y están en el listado.
Hay métodos analíticos que permiten detectar si ha habido irradiación para controlar que no se comercialicen alimentos irradiados no autorizados o con un etiquetado incorrecto. En España el control lo realizan las administraciones autonómicas.
A pesar de estar autorizados es muy improbable que puedas encontrar productos tratados con radiaciones ionizantes en el mercado español:
- la irradiación sigue siendo el tratamiento “de último recurso” (solo se emplea si no hay un método alternativo),
- no goza de buena acogida entre los consumidores (los distribuidores no los ponen en el mercado de forma masiva)
- y puede haber productos que no lo identifiquen correctamente en el etiquetado.
¿Es segura la irradiación de alimentos?
Sí, es una técnica segura para eliminar los microorganismos.
Primero porque a pesar de la tecnología empleada (y de las reminiscencias “nucleares” del nombre) este proceso no produce alimentos radiactivos.
La radioactividad es una reacción de transformación espontánea de los átomos, liberando energía (que se transmite en forma de radiación ionizante).
Esto no ocurre en los alimentos irradiados.
En la opinión científica que la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición emitió en 2004 sobre la aplicación de radiaciones ionizantes en los alimentos se especifica que “La irradiación no debe confundirse con la contaminación de alimentos por materiales radioactivos, los cuales emiten radiaciones que pueden dañar la salud de la población expuesta a las mismas. La irradiación de alimentos no puede producir radiación inducida en los alimentos a las dosis que se aplican en la práctica (la legislación establece un máximo de 10 kGy (kilogray) -el gray es la unidad de medida de la radiación-) porque, aunque sean de alta energía, no es lo suficientemente intensa como para provocar los cambios necesarios en el núcleo atómico.”
Descartado el riesgo de radioactividad otra preocupación pueden ser los cambios químicos: ¿podrían aparecer compuestos tóxicos?.
La última declaración de Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria sobre la irradiación de los alimentos se publicó en 2011.
Se basa en la revisión de las posturas del Panel de Riesgos Biológicos (BIOHAZ) y del Panel de Materiales en Contacto con los Alimentos, Enzimas, Aromatizantes y Auxiliares Tecnológicos (CEF).
El CEF investigó qué pasaba en la estructura química de los alimentos cuando reciben estas radiaciones.
Señaló que se producen varias sustancias (furanos, óxidos de colesterol, peróxidos, aldehídos…), pero que la mayor parte de ellos se forman también en los tratamientos convencionales por calor.
La mayor preocupación era la formación de un grupo de compuestos llamados 2-alquilciclobutanonas, porque aparentemente sólo aparecían con la irradiación de alimentos. Sin embargo, en una publicación se recoge la aparición de estos compuestos en anacardos y nuez moscada que no han pasado por ese tratamiento (y por lo tanto no serían productos específicos y exclusivos de la irradiación).
Las alquilbutanonas pueden alterar el ADN in vitro pero, aunque no hay estudios in vivo, el CEF considera improbable que puedan ser un riesgo para los humanos.
Sí habría evidencia de un riesgo químico: los gatos alimentados exclusivamente con comida altamente irradiada (a más de 25Gy) pueden desarrollar una encefalopatía.
Pero se desconoce el mecanismo (a otras especies como los perros no les afecta) y, con la poca cantidad de alimentos irradiados que se consumen en Europa, la EFSA no lo considera un riesgo para los humanos.
En conclusión, la EFSA considera que la irradiación es uno más de los tratamientos para reducir los patógenos de los alimentos, integrado en una estrategia de múltiples obstáculos (para el desarrollo de los patógenos).
De la misma opinión son la FDA, la Food Standards Agency o la International Atomic Energy Agency.
La OMS ha publicado numerosos documentos sobre el tema, concluyendo que la irradiación es efectiva y segura.
En resumen…
Es tremendamente complicado que puedas encontrarte en la tesitura de elegir entre un alimento irradiado o uno tratado por un método más convencional.
Los alimentos irradiados adecuadamente identificados no abundan en los lineales y algunos llegan al mercado con un etiquetado incorrecto (o fraudulento) que hace imposible detectarlos.
(Llevo años buscándolos en el súper como un reto y hasta ahora no he tenido resultados).
Pero si te encuentras con ellos en algún momento no salgas corriendo: son productos seguros, no tienen contaminación nuclear y están regulados y autorizados.
Eso sí, por lo menos hazles una foto y mándamela (¡a ver si me quito el gusanillo!).
¿Quieres saber qué producto sí debes evitar?
Échale un ojo a este artículo.
No hay que tenerles miedo, es mejor tenerlos pánico, como bien dices, pierden propiedades y ganan sabor desagradable, pero algunos que tienen calcio o potasio se cargan de iones, consumir alimentos radioactivos provoca cancer.
Casandra, los alimentos irradiados no son radiactivos y no hay ningún problema de seguridad alimentaria por consumirlos.
Por supuesto que los alimentos contaminados por radiactividad son peligrosos, pero no tienen nada que ver en absoluto con el tratamiento con radiaciones ionizantes.
Un saludo,
Muchas gracias por tu entrada sobre este tema.
Creo que para aseverar la seguridad de algo es necesario muchos estudios y, en mi opinión no hay sufucientes estudios que demuestren dicha seguridad sobre los posibles efectos de las alquilbutanonas y otros posibles efectos de los alimentos irradiados.
Como bien indicas, no hay estudios in vivo, lo cual parece primordial.
Hay «1 estudio» que demuestra estas sustancia en alimentos no irradiados. (¿un estudio ya es suficiente?)
«No se sabe» como afecta a los gatos y no a otras especies.
La carencia de información hace que pasemos a la «creencia» de que NO es dañino, y la creencia no es «científica»y aquí estamos hablando de seguridad, por lo tanto, debemos apoyarnos en evidencia científica.
Otra puntualización, como se ha demostrado en mútiples ocasiones con otros temas (y con este), la falta de indicación de que un producto ha sido irradiado no es una prueba de que en el mercado no haya productos irradiados.
¿Cada cuánto tiempo se analizan productos para saber si han sido o no irradiados? ¿cómo de representativa es la muestra? ¿se analizan los productos incluidos en la lista española o también los no incluidos?
Desde mi punto de vista, tu artículo es una opinión, valida, por supuesto, pero demasiado tajante y optimista para la realidad sobre estos alimentos teniendo en cuenta el vacío enorme que hay en cuanto a investigación, tanto en laboratorio para ver las consecuencias a largo plazo, como en el terreno buscando fraudes de etiquetado.
Muchas gracias de nuevo por tu artículo y sacar a la luz este tema.
Hola Edurne:
Muchas gracias por tu comentario. Precisamente porque un estudio no es suficiente y porque puede haber estudios contradictorios, a lo que me ciño en el artículo es a exponer la posición de la OMS, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición, organismos que evalúan la literatura científica más robusta publicada sobre el tema antes de determinar su postura. Y por ello en este caso mi artículo no es una opinión personal sobre este tratamiento de higienización, sino una recopilación de los posicionamientos nacionales e internacionales, todos ellos coincidentes en la seguridad del mismo.
Gracias de nuevo por tu comentario y un abrazo!
Hola Beatriz,
Hace 3 años hice una entrada en mi blog
http://larubiaosdice.com/2015/03/
sobre la irradiación de alimentos, a raíz de un reportaje que vi en la televisión francesa. No sé por qué razón, hoy se me ocurrió comprobar si al cabo de 3 años, se podían encontrar más datos o artículos sobre este tema… La verdad, poca cosa veo…muy poca.. sospechosamente poca… Y si bien según las autoridades sanitarias la irradiación no es absolutamente nada peligrosa, mi opinión personal es que sí, lo debe de ser. Un cordial saludo!
Está demostrado que los alimentos irradiados son procancerigenos. Estudios en ratas mostraba claramente como las alimentadas con irradiados presentaban múltiples tumores y de tamaños mucho mayores que las alimentadas sin productos irradiados. No se ha demostrado que sea cancerígeno sino procancerigeno, es decir si en tu genética está la tendencia a tener cáncer estos alimentos favorecerán su desarrollo plenos gracias a esos compuestos y radicales que se generan. La marca Orijen tuvo que eliminarlo de Australia y en Australia está prohibida la irradiación en alimentos para mascotas tras producirse trastornos neurológicos en gatos (algunos murieron) con solo alimentarse de ello 4 meses . En EEUU es obligatorio el etiquetado y aquí no. Una låstima que seamos tan idiotas en Europa.
Hola Susana. Sería interesante que compartas esos estudios, algún link o cita bibliografica.
Interesante contenido, muy recomendable, gracias por la aportación! :)