«Alto en fibra», «ayuda a tus defensas»: manual para fabricar alimentos falsamente saludables

Las estanterías del supermercado se han convertido en una gymkana en la que tenemos que ir esquivando reclamos tan atractivos como «alto en fibra», «fuente de hierro» o, el gancho estrella en tiempos pandémicos: «ayuda a tu sistema inmunitario».

La reacción inmediata es fijarse. Es casi imposible no hacerlo. Y nuestro sistema de toma de decisiones hace que instintivamente, sin darnos tiempo a darle una vuelta, asumamos que ese producto tiene algo diferente, algo que lo hace mejor que el de al lado.

Insisto: ese producto.

Porque es el tipo de declaraciones que encontramos exclusivamente en alimentos procesados (pocas veces) y, sobre todo, en los altamente procesados (sí, los que conoces como «ultraprocesados» sobre los que tantas advertencias hacemos últimamente).

La realidad es que estas declaraciones están reguladas y no pueden hacerse libremente. Pero, eso sí, hay bastante margen para que productos insanos hagan sus «truquitos» y usen los reclamos para hacerte creer que son mejores.

Los reclamos nutricionales («fuente de calcio») y saludables («ayuda al mantenimiento de los huesos») están regulados y no pueden hacerse libremente.

En este vídeo que grabé en colaboración con AESAN y la EFSA te hago un resumen de cómo funcionan estos ganchos.

¿Te ha inquietado un poco?

A continuación te cuento con detalle el entramado legal que soporta estas declaraciones, para que veas lo fácil que es hacerlas y sepas a qué tipo de estrategias te enfrentas y lo difícil que te lo ponen cuando tienes que escoger en el súper.

¿Qué declaraciones podemos encontrar?

Solo se puede hacer uso de las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables si estas están autorizadas.

La normativa distingue tres tipos de declaraciones:

1-. Declaración nutricional:

Es cualquier declaración que afirme, sugiera o dé a entender que un alimento posee propiedades nutricionales benéficas específicas con motivo de:

  1. el aporte energético (valor calórico), que proporciona, que proporciona en un grado reducido o incrementado o que no proporciona.
  2. los nutrientes u otras sustancias que contiene, que contiene en proporciones reducidas o incrementadas, o que no contiene.

Por ejemplo:

  • Fuente de hierro: destaca la presencia de un nutriente.
  • Alto en fibra: destaca la presencia de un nutriente en proporción incrementada.
  • Sin azúcares añadidos: destaca la ausencia de un nutriente.
  • Bajo en energía: destaca el aporte calórico reducido.

Las condiciones para poder hacerlas están especificadas en el Reglamento 1924/2006, en el que se explica con detalle qué requisitos deben cumplirse para cada una.

Por ejemplo, si un alimento quiere decir que es «fuente de fibra» (o cualquier otra declaración que pueda tener el mismo significado para el consumidor), debe contener como mínimo 3 g de fibra por 100 g o, como mínimo, 1,5 g de fibra por 100 kcal.

Son las más sencillas de hacer porque solo depende de la presencia o ausencia de una sustancia en determinadas cantidades.

 

2-. Declaración de propiedades saludables:

Es cualquier declaración que afirme, sugiera o dé a entender que existe una relación entre una categoría de alimentos, un alimento o uno de sus constituyentes, y la salud.

Por ejemplo:

  • La fibra del salvado de trigo contribuye a incrementar el bolo fecal: se relaciona el contenido en fibra con un efecto positivo sobre la salud.
  • El calcio contribuye a la función muscular normal: se relaciona el contenido en calcio con un efecto positivo sobre la salud.

3-. Declaración de reducción del riesgo de enfermedad:

Es cualquier declaración de propiedades saludables que afirme, sugiera o dé a entender que el consumo de una categoría de alimentos, un alimento o uno de sus constituyentes reduce significativamente un factor de riesgo de aparición de una enfermedad humana.

Por ejemplo:

  • El calcio ayuda a reducir la pérdida de densidad mineral ósea en mujeres en la fase de postmenopausia.

Las dos últimas las podemos agrupar a efectos de su funcionamiento, porque los requisitos para poder mencionarlas son similares:

Para hacer declaraciones de propiedades saludables o de reducción del riesgo de enfermedad, estas deben estar autorizadas previamente.

Para ello se debe tramitar una solicitud en la que se exponga cuál es la alegación que quiere hacerse y cuál es el compuesto que la soporta. Esta solicitud se valora por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) en base a la evidencia científica aportada, y emite un dictamen favorable o desfavorable.

En caso de que sea favorable, el dictamen incluye las condiciones que deben cumplirse para poder hacer esa alegación, así como las posibles restricciones.

Es la Comisión Europea la que, en base al dictamen de la EFSA, decide si se incluye o no es la lista de declaraciones de propiedades saludables permitidas.

Esta lista es pública y se recoge en el Reglamento 432/2012 que se va actualizando a medida que se aprueban nuevas declaraciones.

Para facilitar el trabajo de búsqueda de alegaciones hay un registro, el EU Register of Health Claims, donde puedes encontrar tanto las alegaciones autorizadas, como las no autorizadas, con sus correspondientes dictámenes  en los que se argumenta si esa propiedad se considera justificada o no según la evidencia científica..

Una vez que la declaración está autorizada, cualquier producto que cumpla las condiciones puede incluirla en su etiquetado.

La declaraciones nutricionales y de propiedades saludables son una maniobra de distracción para que te fijes en lo que la industria quiere y te olvides de lo importante.

Pues vamos a ver algún ejemplo práctico, para que acabes de convencerte de que actúan como un mero truco de distracción para llamar tu atención y que te fijes en lo que quieren que te fijes y pases de alto lo verdaderamente importante: la calidad nutricional del producto que estás comprando.

Y ahora, vamos a jugar del otro lado: vamos a diseñar un envase para que un producto insano tenga una pinta genial.

Bienvenid@ al lado oscuro

Manual para hacer declaraciones nutricionales en un producto insano.

Imagínate que estás desarrollando un producto para la industria y quieres hacerlo pasar por saludable aunque no lo sea: incluir declaraciones es una autopista directa para que logres tu objetivo.

Con las declaraciones nutricionales lo tenemos fácil porque solo necesitamos que el producto tenga determinada cantidad de un nutriente.

Vamos con los macronutrientes (proteínas, grasas, hidratos de carbono, azúcares o sal) y la energía (las kilocalorías), que es lo más sencillo.

En algunos casos lo que interesa es que tenga «más de algo», por ejemplo, proteínas o fibra. En otros, lo que más rédito nos va a dar es que tenga poco o nada de alguna sustancia con mala reputación, como la sal o las grasas.

Solo tenemos que consultar el Reglamento 1924/2006 y ver las cantidades exactas que se exigen.

Por ejemplo, para poder decir «bajo contenido en grasa» solo nos tenemos que asegurar de que el alimento «no contiene más de 3 g de grasa por 100 g en el caso de los sólidos o 1,5 g de grasa por 100 ml en el caso de los líquidos (1,8 g de grasa por 100 ml para la leche semidesnatada)».

bajo grasa

Captura de pantalla del Reglamento 1924/2006

Para los micronutrientes es un pelín más complicado, porque nuestros requerimientos para cada uno de ellos son distintos y su presencia en alimentos varía mucho.

Por ejemplo, nuestros requerimientos de calcio diarios pueden oscilar entre 800 mg -1200 mg dependiendo de nuestras características. Sin embargo, las necesidades de vitamina B12 varían entre 1,8-2,6 microgramos.

Lo que se hace para solventarlo es declarar que solo puede decirse que un alimento es «fuente de» alguna vitamina o mineral si contiene como mínimo una cantidad significativa del mismo.

fuente de

Captura de pantalla del Reglamento 1924/2006

 

¿Qué es una cantidad significativa? Pues el Reglamento 1169/2011 lo define como:

  • 15 % de los valores de referencia de nutrientes especificados en el punto 1, suministrado por 100 g o 100 ml, en el caso de los productos distintos de las bebidas,
  • 7,5 % de los valores de referencia de nutrientes especificados en el punto 1, suministrado por 100 ml, en el caso de las bebidas, o
  •  15 % de los valores de referencia de nutrientes especificados en el punto 1 por porción, si el envase solo contiene una porción

Esos VRN lo recoge el Reglamento 1169/2011 en una tabla:

ingestas de referencia

Captura de pantalla del Reglamento 1169/2011

Ahora solo tenemos que comprobar qué cantidad se necesita para nuestro alimento, y ya podemos hacer esa declaración.

Manos a la obra: diseñemos un producto con una declaración nutricional.

Imagina que tienes un postre lácteo destinado a niños y quieres decir que es «fuente de calcio».

postre lácteo reclamo

Aquí tienes el «paso a paso» para conseguir tu objetivo:

  • Paso 1: ir al Reglamento 1924/2006 para ver los requisitos para declarar “fuente de un mineral” → “Fuente de”: el producto contiene una cantidad significativa.
  • Paso 2: ir al Reglamento 1169/2011 y comprobar cuál es la cantidad significativa en un alimento sólido → el 15 % de los valores de referencia de nutrientes (VRN), por cada 100 g o cada porción individual.
  • Paso 3: ver en el Reglamento 1169/2011 cuál es el VRN del calcio → 800 mg.
  • Paso 4: calcular el 15 % del VRN del hierro→ 120 mg.

Si consigues que tu postre tenga 120 mg de calcio por cada 100 g o por cada porción, ya puedes hacer esa declaración.

Puede que tu producto ya contenga suficiente calcio de forma natural y listo. Si no es así, se lo añadimos y ya está.

Declaración hecha y misión cumplida.

Manual para hacer alegaciones saludables y de reducción del riesgo de enfermedad en un producto insano.

Te entra el gusanillo y no te conformas con esta declaración nutricional, quieres hacer una alegación saludable, que queda fenomenal.

Pues como ya sabes que tu alimento es «fuente de calcio», nada más fácil que ir al EU Register of Health Claims y ver si hay alguna alegación autorizada para el calcio y qué condiciones deben cumplirse para poder hacerla.

¡Anda! Pues sí que hay. Hay hasta 15 declaraciones de propiedades saludables autorizadas para el calcio. Y para poder hacerlas la única condición que te exigen en la mayoría de los casos es es que el alimento sea «fuente de calcio». Y el tuyo ya lo es, ¡fíjate qué suerte!

Te encontrarás con algo como esta tabla en la que se recogen (entre otras cosas) qué nutriente va a soportar la alegación, las condiciones que deben cumplirse y si la alegación está autorizada o no.

En la imagen ves solo dos, pero el calcio tiene 15 alegaciones autorizadas.

Hombre, podrías poner unas cuantas de ellas, pero no quedaría tan «científico». Lo suyo es que elijas  qué declaración cuadra con tu público objetivo (niños) y pongas esa, que es la que va a llamar la atención.

En este caso, la que interesa claramente es «el calcio es necesario para el normal crecimiento y desarrollo de los huesos en los niños». ¡Voilà! Reclamo destacado.

Si un producto cumple con la cantidad mínima de un nutriente, puede hacer cualquiera de las alegaciones saludables permitidas para ese nutriente.

Oye, y con ese mismo producto, sin cambiar la formulación en absoluto puedes sacarte de la manga otro envase para destinarlo a adultos y escoger cualquier otra alegación autorizada para el calcio, pero que pueda interesar más a personas de más edad. ¿Qué tal ves «el calcio contribuye a la neurotransmisión»? O ¿»el calcio es necesario para el mantenimiento de los huesos»?

Ya sabes cómo hacer que tu producto insano pueda convencer a cualquier de sus supuestas bondades.

¿Quieres ver ejemplos reales?

No tienes más que echar un ojo al el artículo en el que te expliqué cómo un refresco destinado a niños hace gala de aportar vitaminas.

bifrutas

Haz CLIC para leer el artículo.

O por qué el yogur Activia puede decir que ayuda a la digestión, aunque sea similar a otros y sus bacterias no tengan nada que ver con esta propiedad.

activia

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Es posible que te hayas preguntado si esas galletas que prometen bajar el colesterol son una buena opción nutricional. Te adelanto que para conseguir ese objetivo tendrías que ingerir el equivalente a 700 kilocalorías diarias a partir de esas galletas, pero te lo explico mejor aquí.

avenacol frontal

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Quizá lo que te preguntas es si esa leche para mayores de 50 años es la que necesitas para mejorar tu salud.

leche suprema

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O si es mejor optar por una leche que ayuda a tus defensas, con todo el jaleo de la pandemia.

leche-pascual-sistema-inmune

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Y si podemos ayudar un poco más con un agua de sabores que nos defiende, pues mejor…¿o no?

bajo-lupa-solan-cabras

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Y qué mejor que evitar la oxidación con una gelatina.

royal-antiox

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Puedo seguir dándote ejemplos (en mi blog y en mi sección «Bajo la Lupa» de Consumer tienes un montón más) pero mejor que seas tú quien juegue a encontrarlos en el súper.

Los alimentos saludables no llevan declaraciones.

Siguiendo con el ejemplo del calcio, cualquier alimento que contenga 120 mg de calcio por cada 100 g o 100 ml puede considerarse «fuente de calcio» y llevar esas mismas alegaciones.

¿Quieres que te diga alguno?

La leche, por supuesto. Pero también las almendras, la soja texturizada, las avellanas, las semillas de lino, la dorada, los pistachos, los canónigos o el sésamo.

¿Por qué los alimentos frescos o poco procesados no hacen uso de estas declaraciones?

Pues porque el gasto que puede hacerse en el marketing de este tipo de alimentos no es comparable al que llevan los productos ultraprocesados, que están peleándose por diferenciarse. Las materias primas frescas o poco procesadas son lo que son, sin artificios y sin valor añadido: las almendras tostadas de un fabricante son iguales que las de otro.

Pero estos reclamos sí tienen una utilidad.

Sí. De verdad que van a servirte para una cosa: para identificar alimentos insanos. Para eso han quedado.

Porque son estos alimentos los que hacen uso de estas declaraciones. Los que necesitan destacar. Los que buscan tu atención. Los que quieren que los pruebes y repitas. Los que han requerido de inversión para llegar al lineal. Los que se la juegan para mantenerse en el mercado.

Los que precisan de un disfraz para que creas erróneamente que tu elección alimentaria juega a favor de tu salud.

El resto de alimentos, los productos verdaderamente saludables, están desnudos. Son lo que son y no pueden engañarte.

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Beatriz Robles

Beatriz Robles

Tecnóloga de alimentos y dietista-nutricionista de formación y divulgadora de vocación. Docente en la Universidad Isabel I. Escribo sobre alimentos y nutrición en mi blog y colaboro con medios de comunicación como El Comidista, Materia Ciencia de El País y Eroski Consumer.

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