La Nutella provoca cáncer (o por qué debes dudar de algunas noticias)

¿Te has enterado?

Ha sido un auténtico torbellino en los medios de comunicación y en las redes sociales durante la última semana.

La Nutella provoca cáncer.

Así, sin atenuantes.

Y es que en un momento de sobredosis de información parece que sólo los titulares más sensacionalistas pueden superar el filtro de unos usuarios hambrientos de noticias resumidas en 140 caracteres.

Te preguntarás, ¿no hay entonces nada de cierto? ¿Puedo comer Nutella sin miedo?

Vamos a “destriparlo”.

¿De dónde sale la noticia?

Hasta donde he podido averiguar, todo surge el 11 de enero a raíz de una nota de prensa de dos corresponsales de la Agencia Reuters en Italia que dice «Nutella maker fights back on palm oil after cancer risk study” (El fabricante de Nutella contraataca sobre el aceite de palma tras el estudio sobre cáncer”).

En la nota de prensa se indica que, mientras otras empresas boicotean al aceite de palma, Ferrero (fabricante de Nutella), se ha manifestado públicamente a favor de este ingrediente que es fundamental en su receta (el aceite de palma es un tercio de la composición final).

Durante los últimos tres meses, una campaña publicitaria con la excusa del 70 aniversario de Ferrero ha invadido la televisión italiana y la prensa con anuncios a toda página.

Nutella YouTube

La campaña resalta que el aceite de palma es seguro desde el punto de vista de la inocuidad alimentaria.

Vincenzo Tapella, manager de compras de Ferrero, aparece en el anuncio asegurando que Como todos los aceites vegetales de calidad, nuestro aceite de palma es seguro, proviene de fruta fresca y de fuentes sostenibles.

Porque la inocuidad de este aceite ha sido el origen de la polémica.

En mayo de 2016, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria emitió a petición de la Comisión Europea una opinión científica sobre contaminantes en aceites vegetales (entre las que está el aceite de palma).

El informe indica que durante el procesado de aceite de palma y otros aceites vegetales (y también en margarinas y algunos alimentos procesados) aparecen contaminantes derivados del glycidol que son preocupantes para la salud de los consumidores, especialmente la de los más jóvenes.

Estos compuestos se forman por el tratamiento de los aceites vegetales a altas temperaturas (200ºC).

El aceite de palma tiene que tratarse a altas temperaturas en el procesado para eliminar el color rojizo y algunos compuestos de la oxidación que le darían mal sabor y olor. Ferrero se defiende resaltando que el procesado que ellos aplican utiliza temperaturas por debajo de ese límite de 200ºC.

Entre los compuestos que se forman preocupa especialmente los ésteres gliciril de ácidos grasos (GE) que se transforman en glycidol tras la ingestión.

El glycidol es genotóxico y carcinogénico por lo que Helle Knutsen, jefa del Panel de Contaminantes de la Cadena Alimentaria de la EFSA, indicó que no se puede establecer un nivel de ingesta seguro para estos ésteres.

Pero el informe de la EFSA no tiene un carácter legislativo.

Es decir, servirá para que, si llega el caso, las autoridades europeas elaboren políticas regulatorias sobre estos aceites.

La Unión Europea no ha prohibido su uso ni ha hecho ninguna recomendación a los consumidores para que prescindan de ellas en su dieta.

En todo caso, la regulación se aplicaría sobre los límites de GE que pueden contener los alimentos, pero no sobre el uso del aceite de palma.

Fuera de Europa, tampoco la FDA (Federal Drug Administration) de EEUU ni la OMS las prohíben.

Ante esta polémica, ¿no podrían cambiar de ingrediente?

Ateniéndonos a aspectos puramente tecnológicos, sí podrían.

Pero cuando las industrias elaboran los productos alimentarios tienen en cuenta muchos más aspectos.

Siendo realistas, es verdad que no pueden considerarse sólo los factores tecnológicos.

Pensando en cualquier producto (no solo Nutella) si sólo atendemos a esto se podrían utilizar ingredientes con unas propiedades soberbias (que retengan agua, que den cremosidad, que sean fácil de manejar…) pero que diesen un producto inviable por sus características organolépticas finales, por la complejidad para elaborarlo, por la limitación para conseguir esos ingredientes…o por su precio.

Y es lógico que, como industria, se barajen todos estos factores.

Otra cosa es cómo repercutan esas decisiones en las elecciones de los consumidores, cada vez más exigentes con los productos que compramos. Aunque innegablemente estamos condicionados por muchas variables (precio, publicidad, presión social, alegaciones de propiedades saludables y nutricionales…) todavía tenemos cierta capacidad de maniobra.

En este caso, Ferrero descarta la posibilidad de elaborar la Nutella con otro tipo de grasa porque Fabricar Nutella sin aceite de palma produciría un sustituto inferior del producto original, sería un paso atrás.

La propia agencia Reuters señala en su nota de prensa que cambiar de ingrediente supondría un gasto extra de entre 8 y 22 millones de dólares al año, ya que el aceite de palma tiene precios más bajos que sus posibles sustitutos.

Seguramente este dato también tiene su peso en la decisión.

Si el problema no es la Nutella sino el procesado del aceite de palma, ¿afecta a todos los productos con aceite de palma?

Si. A todos.

Y son muchos.

Desde la entrada en vigor del Reglamento 1169/2011  se tiene que indicar en el etiquetado de los ingredientes el origen de los aceites vegetales. Es decir, que si un alimento lleva aceite de palma lo podrás localizar fácilmente como “aceite” o “grasa” de palma (y ya no vendrá disfrazado detrás del nombre genérico “aceites vegetales” que tanto se usaba antes del Reglamento –y que sonaba fenomenal-).

Simplemente echa un vistazo la próxima vez que vayas al supermercado. No hace falta que busques mucho. Puedes coger aleatoriamente una margarina, pan de molde, biscotes, galletas, postres lácteos y todo tipo de alimentos infantiles.

De hecho, la importación de aceite de palma en países como EEUU y España no ha hecho más que aumentar en los últimos años.

Según datos de la FAO, la compra de aceite de palma en EEUU en el año 2013 (último dato disponible) que fue de 1.373.179 toneladas había multiplicado por 8 la cantidad adquirida en el año 2000, cuando se adquirieron 165.109 toneladas.

La misma comparación en España: en el año 2000 se compraron 144.512 toneladas y en 2013 subió hasta 902.789 toneladas, 6 veces más.

Se da la circunstancia de que con la prohibición de las grasas trans en EEUU (desde 2013 ya no se reconocen como sustancias seguras y la industria tiene de plazo hasta 2018 para eliminarlas de sus productos), el aceite de palma toma la delantera como el sustituto perfecto.

Probablemente empezará a aparecer cada vez en más productos a medida que se dejen de utilizar las grasas trans.

¿Los contaminantes cancerígenos son el mayor problema asociado al aceite de palma?

Posiblemente no.

En una dieta saludable el consumo de productos con aceite de palma debería ser bastante esporádico (por no decir casi nulo).

Pero asumamos la realidad.

Y es que para una gran parte de la población forman parte de su dieta diaria (ya has visto que está en cantidad de productos de consumo habitual).

Y es una grasa con aproximadamente un 50% de ácidos grasos saturados.

En este momento no hay consenso científico sobre la repercusión del consumo de grasa en la salud.

Hasta hace pocos años se pensaba que, sin duda, las grasas favorecían la aparición de obesidad.

Y de ahí se pasó a considerar la importancia de las grasas en la dieta no por su cantidad sino por su calidad (¿alguien afirma ahora que el aceite de oliva virgen debe eliminarse de la dieta?, ¿tienen la misma repercusión sobre la salud los ácidos grasos de los frutos secos que los de la bollería industrial?).

Ahora mismo, frente a la creencia ciega de que las grasas saturadas elevan el riesgo cardiovascular, algunos estudios recientes parecen desmentir estos dogmas. Pero no son determinantes (puedes leer más en el documento de consenso de la FESNAD sobre grasas y estos posts de Juan Revenga y Javier Yanes que enlazan numerosos estudios científicos)

Con este panorama y hasta que la investigación sea más concluyente, lo más responsable es acudir a las recomendaciones sobre el consumo de grasas que algunos organismos:

1-. La EFSA publicó en 2010 una opinión científica sobre los valores dietéticos de referencia para las grasas y concluyó que la ingesta de ácidos grasos saturados debe ser tan baja como sea posible en el contexto de una dieta nutricionalmente adecuada.

2-. La OMS en una nota descriptiva de 2015 dice que los datos científicos de que se dispone indican que las grasas no deberían superar el 30% de la ingesta calórica total para evitar un aumento de peso, lo que implica dejar de consumir grasas saturadas para consumir grasas no saturadas y eliminar gradualmente las grasas industriales de tipo trans.

Y que el riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles disminuye al reducir el consumo de grasas saturadas a menos del 10% de la ingesta calórica diaria, y de grasas de tipo trans a menos del 1%, y al sustituir esas grasas por las grasas no saturadas.

En sus recomendaciones para adultos está limitar el consumo de grasa al 30% de la ingesta calórica diaria. Las grasas no saturadas (presentes, por ejemplo, en el aceite de pescado, los aguacates, los frutos secos, o el aceite de girasol, canola y oliva) son preferibles a las grasas saturadas (presentes, por ejemplo, en la carne grasa, la mantequilla, el aceite de palma y de coco, la nata, el queso, el ghee y la manteca de cerdo). Las grasas industriales de tipo trans (presentes en los alimentos procesados, la comida rápida, los aperitivos, los alimentos fritos, las pizzas congeladas, los pasteles, las galletas, las margarinas y las pastas para untar) no forman parte de una dieta sana.

3-. El Gobierno de EEUU en su guía de recomendaciones dietéticas 2015-2020 coincide con la OMS e indica que el consumo de grasas saturadas debería limitarse a menos del 10% de las calorías diarias (22g de ácidos grasos saturados en una dieta tipo de 2.000kcal). También dice que se deben sustituir por grasas mono y poli insaturadas ya que este cambio se asocia con una reducción del riesgo cardiovascular y de la concentración de colesterol y LDL en sangre.

4-. La FESNAD (Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética) en su Consenso sobre las grasas y aceites en la población adulta española publicado en 2015 recomienda sustituir ácidos grasos saturados por ácidos grasos mono o poliinsaturados para mejorar el perfil lipídico (grado de recomendación A), sustituir ácidos grasos saturados por poliinsaturados para reducir la enfermedad cardiovascular (grado de recomendación A) e indica que con los datos actuales no es oportuno establecer un umbral preciso de ingesta recomendada de ácidos grasos saturados (AGS) en la población española, pero se recomienda reducir el consumo de alimentos que los contienen en exceso, como la mantequilla, así como de alimentos que, además de AGS, pueden contener compuestos nocivos, como la mantequilla y algunas carnes procesadas (con un grado de recomendación B).

Consumo de grasa saturada (expresada en % de energía) para adultos a partir de 20 años (2010)

nutella grasas
Fuente British Medical Journal. Global, regional, and national consumption levels of dietary fats and oils in 1990 and 2010: a systematic analysis including 266 country-specific nutrition surveys.

Por lo tanto, y ciñéndome a las recomendaciones de estos organismos, el aceite de palma tiene un perfil de ácidos grasos que no la hacen adecuada en una dieta saludable, por muy vegetal que sea.

Que es peor, ¿qué no sea adecuada nutricionalmente o la posible presencia de contaminantes cancerígenos?

No entraré a valorar si uno de los dos factores pesa más que otro.

Pero lo que sí reitero es que los principales organismos internacionales responsables de velar por la seguridad alimentaria no desaconsejan el consumo de este aceite a pesar de este riesgo de contaminación pero todos ellos recomiendan reducir el consumo de grasas saturadas, entre las que se encuentra el aceite de palma.

Por lo tanto, cualquier decisión sobre consumir o no Nutella debería obedecer más a criterios nutricionales (hay razones de peso para evitarla) que al miedo a la posible contaminación.

La peor campaña de comunicación del mundo

Esta no es la primera batalla en la que se encuentra inmersa Nutella, aunque puede ser la más importante por su repercusión internacional.

En 2015 la Ministra francesa de Medio Ambiente, Ségolène Royal, llamó al boicot de los consumidores a esta crema de cacao asegurando que usar aceite de palma contribuía a la deforestación en Asia y Latinoamérica.

(El aceite de palma está en el punto de mira desde un punto de vista medioambiental. Por eso el “exitoso” anuncio de Ferrero y su página web insiste en que su aceite procede de fuentes sostenibles)

Posteriormente tuvo que pedir perdón ya que Ferrero compra este producto a fuentes que operan con responsabilidad ambiental (e incluso Greenpeace se opuso al boicot).

También en Italia, su país de origen, Nutella está empezando a encontrarse con problemas.

Al hilo del informe de la EFSA, COOP, la mayor cadena de supermercados de Italia, anunció en mayo de 2016 que retiraba de sus estantes hasta 200 productos de su propia marca por contener aceite de palma.

Aunque Nutella no estaba entre los productos afectados, la decisión de COOP ha vuelto a ser protagonista estos días tras la nota de Reuters.

Pero si el objetivo de cualquier empresa con una campaña de comunicación es vender sus productos o generar una imagen de marca positiva, la de Ferrero ha sido el ejemplo de qué no hacer.

Porque con esta publicidad y usando la máxima “la mejor defensa es un buen ataque” ha conseguido durante la última semana (y lo que quedará), que la Nutella, su producto estrella, se haya convertido en el próximo alimento a descabezar (y por las razones incorrectas).

Y que un informe de la EFSA de mayo de 2016 que era negativo para su producto pero que para Nutella había tenido una repercusión moderada y restringida a Italia, vuelva con mucha más fuerza pero esta vez a escala internacional.

La campaña publicitaria para mejorar la imagen del producto ha sido contraproducente

Veremos cómo evoluciona la “noticia”, pero si sigue su curso todo apunta a que la Nutella será la protagonista de la siguiente leyenda urbana alimentaria.

Antes ya lo fueron la sacarina que provoca cáncer, la leche que se trata por UHT una y otra vez (e incluso indica en el tetrabrick el número de tratamientos térmicos a los que se ha visto sometida –gracias Gominolas de Petróleo por tu genial post aclarándolo) y que también provoca cáncer, todos los aditivos porque también provocan cáncer, las cápsulas de café que ¿adivinas? provocan cáncer.

Y así hasta el infinito.

La amenaza del cáncer es la que mejor funciona en estos casos. Otros riesgos, como el cardiovascular, la diabetes tipo 2 o la obesidad, parece que los asumimos mucho mejor (porque si no no se explica que se sigan consumiendo productos cuya relación con estas patologías sí está probada por estudios científicos rigurosos).

Son noticias que asustan a los consumidores y les hacen percibir que se enfrentan a un riesgo para su salud inasumible si comen o consumen el producto en cuestión (a veces no se refieren a alimentos, ¿te acuerdas de las cremas de Mercadona que también provocaban cáncer? José Manuel López Nicolás en su blog Scentia se encarga de aclararte por qué puedes seguir usándolas con total tranquilidad).

Y para que el mensaje del miedo cale son necesarios por lo menos dos factores: que sea un producto muy conocido y consumido casi masivamente y que la alarma verdaderamente asuste.

Como en el caso de Nutella, algunas de estas noticias (que se acaban convirtiendo en creencias firmes) surgen de una información real, con una base científica, pero que tras pasar por el “teléfono escacharrado” de los blogs, confidenciales y redes sociales se distorsiona hasta crear el monstruo.

Y el proceso se produce a una velocidad de vértigo.

Desde la nota de prensa de Reuters  del 11 de enero hasta noticias como “Retiran Nutella de supermercados ante posible riesgo de cáncer” sólo pasaron dos días.

Por suerte, a casi la misma velocidad que surgen los primeros titulares sensacionalistas se intentan desmontar en distintos medios (prensa, blogs como este o este, rrss) con referencias a las noticias originales y sus fuentes (antes de la distorsión), a estudios científicos rigurosos y a la evidencia actual sobre el asunto concreto.

Pero ya no vale.

Porque la rueda se está moviendo y es imparable (¿te recuerdo otra vez las cremas cancerígenas de Mercadona?, porque todavía colean en conversaciones de oficina).

En resumen…

Sí, Nutella podría contener un contaminante potencialmente cancerígeno. Pero cualquier otro producto que incluya el aceite de palma entre sus ingredientes también.

Es habitual que aparezcan noticias alertando de forma alarmista sobre algún producto de consumo. Y puede haber un fondo de certeza.

Pero es necesario que tomemos con calma los titulares que apelan al miedo.

Fíjate en la fuente. No te quedes con el titular. Profundiza en la noticia. Obsérvala con una mirada crítica. Busca lo que dicen otras fuentes fiables.

Es la única manera de no quedar sepultados bajo las avalanchas informativas…de dudosa credibilidad.

¿Te has encontrado alguna vez con una noticia sensacionalista sobre algún alimento? ¿Te ha resultado creíble o la has «desenmascarado» rápidamente? Me encantará leerte en los comentarios.

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Beatriz Robles

Beatriz Robles

Tecnóloga de alimentos y dietista-nutricionista de formación y divulgadora de vocación. Docente en la Universidad Isabel I. Escribo sobre alimentos y nutrición en mi blog y colaboro con medios de comunicación como El Comidista, Materia Ciencia de El País y Eroski Consumer.
7 comentarios
  1. faly 25 abril, 2017

    Entonces puedo seguir dando Nutella a mis hijas de vez en cuando

    Responder
    • Beatriz Robles 25 abril, 2017

      Hola Faly:

      Muchas gracias por tu comentario. Desde el punto de vista de la seguridad alimentaria la Nutella (o cualquier otro producto que contenga aceite de palma) no suponen un problema y ningún organismo nacional ni internacional han restringido o prohibido su venta o consumo. Pero ten en cuenta que nutricionalmente es un producto poco saludable, con una gran cantidad de azúcar y de grasas saturadas y hay otras opciones mucho mejores (fruta, cereales integrales,…en definitiva, alimentos poco procesados).

      Un abrazo,

      Responder
  2. Javier Santos 27 febrero, 2018

    Hola. Aprovecho el resurgimiento de este post para comentar un uso de aceite de palma que, por lo que he oído en fuentes fiables, sí que está justificado. Me refiero a la leche infantil para biberones (tipo 1 y 2). Creo que es un claro ejemplo de que en el tema del aceite de palma, vale más fijarse en qué tipo de producto te comes, más que en el aceite en sí.
    Saludos,
    Javi

    Responder
    • Beatriz Robles 27 febrero, 2018

      Hola Javier:
      Toda la razón del mundo en cuanto al uso del aceite de palma en alimentos infantiles (el ácido palmítico es uno de los ácidos grasos de la leche materna). La clave está es los lugares que ocupa ese ácido graso en la molécula de glicerol (en la leche materna ocupa el lugar 2 y en el aceite de palma el 1 y 3) porque la utilización metabólica es diferente.
      Muchas gracias por tu puntualización.
      Un abrazo,

      Responder
  3. Horacio G Aleman 28 febrero, 2018

    Sería interesante actualizar el post y mencionar el reciente informe de la EFSA ( Enero 2018) sobre contaminantes , en el que la Autoridad Europea se acerca al informe JEFCA y reduce el riesgo en su evaluación .

    Responder
    • Beatriz Robles 28 febrero, 2018

      Toda la razón Horacio! Muchas gracias por tu puntualización y lo haré tan pronto como pueda ;)

      Responder
  4. Gabriela 16 marzo, 2018

    ¡Excelente artículo! 😊

    Responder

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