Creer en la divulgación científica no es fácil. Si hablamos de hacerlo en televisión, es casi una temeridad.
Hablemos claro: es una apuesta de alto riesgo. Y si pensamos en hacerlo en una cadena pública es el salto al vacío.
Pero en RTVE lo han hecho (y están triunfando).
Se la juegan para ofrecer contenido de calidad. Y el público responde: nos interesa la ciencia.
Todo a nuestro alrededor es ciencia, y si nos la acercan con un lenguaje cercano despierta nuestra curiosidad, nos inquieta, nos mueve a querer saber más.
Se puede hacer sin perder rigor. Y así se cumple con uno de los objetivos de la televisión pública: ser, de hecho, un servicio público.
Sí, los medios de comunicación que pagamos todos pueden ser un vehículo de comunicación científica. Deben serlo.
Apostar por la ciencia es arriesgado. Pero es una obligación de los medios de comunicación.
Y Órbita Laika se ha colocado como LA referencia científica en RTVE. ¿No es una buena noticia?
Si después de esta introducción te digo que me entusiasma haber aparecido en el programa que dedicaron a la alimentación, seguro que me entiendes.
Te confieso algo: nunca soñé con poder ser divulgadora. Y en este momento no me creo que se me considere así. Hasta ese punto le tengo respeto a esta labor.
¿Entiendes ahora mi emoción?
Si no has podido disfrutar de cada programa de Órbita Laika cuando se emitió, tienes la posibilidad de verlos online. No te arrepentirás.
En el capítulo “Pero, ¿qué demonios estamos comiendo?” se habló sobre selección y manipulación genética de los alimentos, transgénicos (tranquil@, son seguros como se encarga de aclarar JM Mulet), la influencia de la meteorología en nuestras cosechas o cómo podemos distinguir un refresco azucarado de uno que no lleva azúcar (sin etiquetas y sin ni siquiera probarlo).
Y también de insectos. De cómo pueden ser la comida de nuestro futuro más cercano. Tanto, tanto, que Raquel Sastre y yo los hemos probado ya.
Y oye, no están mal.
Aquí puedes ver el momento.
Y esta es la prueba de que yo también los comí.
¿Pueden comercializarse en nuestro país? Sí.
En octubre de 2018, después de varias idas y venidas (con Carrefour en el centro de una polémica porque no estaba -ni está- muy claro que pudieran venderlos, a pesar de que los anunciaron a bombo y platillo), AECOSAN emitió una nota en octubre de 2018 en la que lo admite en base al principìo de reconocimiento mutuo.
Es decir, que si se comercializan en un país miembro de la UE, puede hacerse en otros países.
Y tú, ¿te atreves a probarlos?
¿Qué nos ofrecen los insectos? ¿Cómo se legisla su venta?
Puedes enterarte de todo en este artículo