El panga no es la mejor opción, pero comerlo no es un drama. Vídeo en Saber Vivir TVE

Su (mala) fama le precede.

Hemos pasado del amor al odio en una fracción de segundo.

Aunque no queramos recordarlo, el panga fue un pescado muy valorado hace poco tiempo.

Y no nos faltaban motivos: un pescado blanco, barato (baratísimo), sin espinas (la opción ideal para comedores escolares y residencias de mayores), sin apenas sabor “a pescado” (una absoluta contradicción, pero hacía más fácil incorporarlo en las dietas de personas que de entrada rechazaban cualquier producto de la pesca), fácil de filetear y de cocinar en mil preparaciones distintas…

¿Alguien da más?

Ahora sabemos que no es la mejor opción. Pero quizá lo rechazamos por las razones equivocadas.

Hablé de ello en mayo en Saber Vivir de TVE. Y también tratamos esa idea de que el pescado de las piscifactorías tiene peor calidad que el de captura.

Puedes ver el vídeo aquí

panga. video

¿Por qué deberías olvidarte de comer panga?

Haré un spoiler.

Los principales motivos para elegir otro tipo de pescado son dos:

1-. Sostenibilidad medioambiental: el principal productor y exportador es Vietnam (delta del Mekong). Lógicamente, la huella medioambiental que produce su transporte es mucho mayor que si se consumen productos de proximidad. Pero además, los sistemas de producción intensiva que se emplean son cuestionables tanto ética (el concepto de bienestar animal está alejado de nuestros estándares -y nuestro país no es precisamente un ejemplo a seguir, aunque la sensibilidad vaya cambiando-) como medioambientalmente (control de efluentes, contaminación de las aguas…).

2-. Valor nutricional inferior al de otros pescados blancos: según datos de la Base de Datos Española de Composición de Alimentos (BEDCA), el panga tiene un 18% menos de proteína que la merluza o el lenguado, 78% menos de ácidos grasos poliinsaturados que la merluza y un 60% menos que el lenguado.

Pero eso no lo quiere decir que no contenga nutrientes: 100g de panga nos aportan 13,4g de proteína y 1,2g de grasa (de la cual, 0,17g son ácidos grasos poliinsaturados).

La razón medioambiental tiene peso y es fundamental entender que nuestras decisiones como consumidores tienen repercusiones importantes sobre la sostenibilidad medioambiental pero también económica de nuestros mares.

Pero la razón nutricional no es ningún drama, a menos que el panga fuese la principal fuente de nutrientes de la dieta (algo altamente improbable).

Con una alimentación adecuada, en nuestro país cubrimos sobradamente las necesidades de nutrientes.

Otras desventajas que podrían mencionarse sobre este pescado se refieren a las repercusiones indirectas que tiene sobre nuestra dieta:

  • Desplazamos el consumo de otros productos de la pesca autóctonos, lo que tiene un impacto sobre el desarrollo local.
  • En el caso de los niños, no acostumbran su paladar al sabor real del pescado y se reduce su aceptabilidad cuando se introducen otras especies.

Y ya está, no busques razones oscuras. Al contrario, son bien cristalinas.

(Si quieres saber más sobre la producción y la polémica en torno al panga, no puedes dejar de leer este texto de Miguel A. Lurueña, que en 2012 ya habló de ello largo y tendido).

¿Es un pescado contaminado?

Pese a lo que seguramente has oído, el panga no es un pescado lleno de medicamentos y compuestos tóxicos.

Es cierto que algunas cadenas de distribución han optado por retirarlo de la venta, y así lo anunciaron a bombo y platillo a lo largo de 2017.

Pero en ningún caso ha sido por un problema sanitario sino, como ellos mismos explican, por motivos medioambientales.

Ese importantísimo matiz se olvida, y la conclusión a la que llegamos los consumidores al escuchar determinadas tertulias televisivas o seguir según qué cuentas en las redes sociales, es que prácticamente es un pescado envenenado que puede hacer peligrar nuestra salud.

Esto ha hecho que se produzca un efecto bola de nieve y que incluso muchos colegios hayan optado por retirarlo de los comedores escolares.

Lo que no hace sino multiplicar su leyenda negra.

La propia AECOSAN ha tenido que pronunciarse para decir que los pescados importados (y específicamente el panga):

  • Están controlados en los puestos de inspección fronterizos.
  • Cumplen legislación europea.
  • Si hay un cumplimiento se rechaza la partida, se intensifican las inspecciones de partidas de la misma procedencia y se toman medidas de salvaguarda (inspecciones en el terreno y prohibición de importaciones en última instancia).

Y que la calidad sanitaria está asegurada tanto en la frontera como en España a través de las Consejerías de Sanidad de las CCAA.

¿Qué pasa con el mercurio?

Tampoco es cierto que sea un producto lleno de metales pesados.

A pesar, de nuevo, de lo que se publique en los medios de comunicación.

Es cierto que un estudio español reciente encontró niveles de mercurio superiores a los permitidos.

Entonces, ¿no están justificados titulares como estos?

panga titulares

La respuesta es rotunda: NO.

Y la explicación la encontramos al analizar los datos del estudio, como ha hecho el genial Miguel A. Lurueña en este hilo de twitter:

panga gominolas

 

En la reflexión de Miguel A. Lurueña puedes encontrar lo siguiente:

  • En el estudio se analizaron 80 muestras de pescado, en las que se encontró una media de 0,22mgHg/kg pescado (entre 0,10 y 0,69)
  • Algunas muestras sí superaron ese límite (indica que algunas llegaron a 0,69mgHg/kg), pero la media de todas ellas se aleja bastante (por debajo).
  • Cuando buceamos un poco en la noticia y en el estudio, vemos que se indica que la ingesta semanal de 350g de panga supondría unas proporciones sobre la Ingesta Semanal Tolerable de 32% para las mujeres y 27,5% para los hombres.
  • El artículo indica que el consumo de panga en niños (63,3g/persona día) supone un 51-71% de la ingesta semanal tolerable de mercurio y por eso dice que habría que establecer restricciones de consumo o recomendar otras especies. Pero…:
    • El artículo hizo esos cálculos a partir de los datos de consumo de pescado que había en España en el año 2006 y esa cantidad (63,3 g/persona día) se refiere al consumo de todas las especies, no sólo de panga.
    • Además, desde entonces ha cambiado mucho la cosa, P.ej. en 2009 se importaron 50.000 toneladas de ese pescado mientras que en 2017 la cantidad fue de tan sólo 6.400 toneladas (el 13%).

Y a todos estos datos, yo añado que:

Los grupos de riesgo no deben superar las recomendaciones de consumo de determinados pescados (entre los que NO está el panga), por su alto contenido en mercurio.

En resumen:

  • incluso comiendo grandes cantidades de panga cada semana se estaría dentro de las ingestas semanales tolerables.
  • otros pescados sí son problemáticos por el aporte en mercurio, y por eso hay recomendaciones para grupos de riesgo.

Por lo tanto, un enfoque más adecuado sería este:

panga titular el independiente

O el de este artículo de 20 minutos, en el que colaboré:

panga titular 20minutos

Y entonces, ¿lo consumo o no lo consumo?

Con lo expuesto, tú decides si quieres que el panga forme parte de tu dieta o no. Pero no vas a morir envenenado ni vas a sufrir una enfermedad aguda o crónica debido a su consumo.

Como comenté en este artículo para Webconsultas, el consumo de este pescado se ha reducido en Europa durante los últimos años. Y es probable que esta tendencia continúe.

No es una mala noticia.

Pero los consumidores tenemos que hacer elecciones basándonos en información rigurosa, no en alertas inexistentes y sensacionalistas que solo consiguen multiplicar la confusión.

Otra polémica reciente con el pescado ha sido la supuesta toxoinfección por anisakis incluso tras congelarlo. Te cuento qué pasó en realidad.

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Beatriz Robles

Beatriz Robles

Tecnóloga de alimentos y dietista-nutricionista de formación y divulgadora de vocación. Docente en la Universidad Isabel I. Escribo sobre alimentos y nutrición en mi blog y colaboro con medios de comunicación como El Comidista, Materia Ciencia de El País y Eroski Consumer.

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